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Las organizaciones gitanas acusan al Gobierno de haber acentuado su marginación

Los derechos de los ciudadanos gitanos han sido olvidados por el Gobierno, quien hace dos años creó, para garantizarlos, una comisión interministerial, de escasa efectividad, destinada, en teoría, a resolver el problema de esta minoría étnica, pero que «únicamente está bloqueando todas las soluciones», según manifestaron varios miembros de la Asociación para el Desarrollo Gitano. Por su parte, la presidenta de la citada comisión, Carmen García Moreno, reconoció las insuficiencias de la misma y manifestó que «si la comisión no responde a las necesidadesplanteadas, se disolverá».

La comisión interministerial no tiene presupuestos ni carácter decisorio, y sólo ha creado cinco grupos de trabajo que estudian medidas en otros tantos aspectos del problema, aunque "su propia estructura es ineficaz y está siendo utilizada como paragolpes" según manifestaba Juan Torres, portavoz de la asociación gitana, quien añadía que «tampoco se ha hecho una evaluación de las necesidades, ni se han planteado en más de año y medio objetivos a medio o largo plazo, a pesar de la presentación de un proyecto de actuación que se hizo en enero pasado».Por su parte, Carmela García puso a nuestra disposición el primer borrador de un informe para el estudio de los problemas de la comunidad gitana, fechado el 17 de julio pasado, en el que se indica que «no sólo la junta no tiene poder decisorio, sino que muchas veces se desconocen los criterios y la voluntad política de los que tienen que decidir eficazmente, y en otras ocasiones, inclusive, no se da ni siquiera la comunicación entre los asistentes a los grupos de trabajo y los superiores jerárquicos que tienen el poder de decisión ».

En el mismo informe se cita que «la falta de presupuestos para programas gitanos hace que algunos proyectos presentados a los superiores no se puedan poner en práctica por falta de ayudas económicas para esas actividades o porque a veces, los responsables del presupuesto asignan estos recursos financieros a otras áreas que juzgan de mayor prioridad».

Esta escasez de recursos económicos movió a la comisión interministerial a poner sus esperanzas en el Fondo de Inversiones de Asistencia Social del FONAS para lo que se gestionó una asignación presupuestaria destinada a la comunidad gitana. No pudo conseguirse y hubo que recurrir a los créditos ordinarios de los departamentos ministeriales, sin lograr tampoco nada en concreto.

La situación es alarmante y en estos días todas las asociaciones gitanas españolas han manifestado su protesta ante la marginación a que se está viendo sometida esta población.

La Asociación para el Desarrollo Gitano calificó la actitud del Gobierno como «racista y consideramos a UCD como la única culpable de este problema, pues la comunidad está siendo discriminada e ignorada de tal manera que están acentuando aún más la marginación que padecemos tradicionalmente». El grado de subdesarrollo de los gitanos es realmente grave «y la UCD está incrementándola constantemente, asi como todos los partidos políticos que también nos han olvidado, lo que imposibilita cualquier acción en nuestro favor, por lo que cada vez tenemos más problemas, como se ha visto en estos días».

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El Consejo de Ministros creó en enero de 1979 la citada comisión y durante su vida no se ha hecho más que tratar de conseguir unos presupuestos -negados- y un estudio para realizar un posible censo gitano. Ahora se está confeccionando un folleto para mentalizarlos sobre su condición de ciudadanos y conseguir que se provean del documento nacional de identidad.

Ante esto, Juan Torres señalaba que, «mientras tanto, nosotros seguimos durmiendo en chabolas, en unas condiciones sanitarias incalificables, sin escuelas y sin medios de trabajo. La situación no puede ser peor y nosotros hemos intentado reunirnos con los grupos de trabajo y de hecho lo hemos conseguido en algunas ocasiones; pero, como no tienen ninguna capacidad decisoria, es como si no hubiera nadie. Es lo que utilizan para cerrarnos la boca».

En este sentido, la presidenta de la Comisión Interministerial afirmó que «nuestra labor no ha sido todo lo ágil que nosotros hubiéramos deseado, pero las diferentes competencias entre los ministerios han creado un proceso muy lento y creo que es muy lógica la reacción de los gitanos; pero nosotros necesitamos un punto de arranque que hasta el momento, ha sido imposible conseguir».

En estos momentos se ha preparado una experiencia piloto en Murcia para investigar estos problemas, con un presupuesto de dos millones de pesetas; pero «los gitanos de Madrid y de toda España», comentaba un miembro de la asociación, «seguimos igual que hace muchos años».

Por su parte, Presencia Gitana dirigió hace unos días un escrito al secretario de Estado para la Información, Josep Meliá, para recordarle su declaración oficial sobre la no discriminación de los gitanos y preguntarle por qué el Gobierno no demuestra en la práctica que realmente quiere garantizar los derechos de la población gitana. La presidenta de la comisión señaló ante esto que «nosotros no queremos ningún tipo de discriminación o marginación, pero es muy difícil lograr una unificación de las competencias de los diferentes ministerios, lo que dificulta enormemente nuestra misión ».

El Ayuntamiento no se preocupa

El Ayuntamiento de Madrid ha descuidado también el problema gitano, a pesar de que su número supera las 40.000 personas, de las que un 70% viven en condiciones infrahumanas. Las diferentes delegaciones municipales no tienen ninguna relación con los gitanos, excepto cuando la situación es urgente.Así, el delegado de Obras y Servicios Urbanos del Ayuntamiento, Juan Claudio de Ramos, comentaba: «Me da vergüenza decirlo, pero la única relación que hemos tenido con ellos ha sido la de, a veces, tener que hacerles desalojar sus casas porque se encontraban en estado ruinoso o necesitaban alguna reforma».

Angel Hernández, concejal responsable de la Delegación Municipal de Acción Vecinal, declaraba que «existe muy poca atención hacia los marginados y nuestra labor ha consistido únicamente en comunicar los problemas gitanos al organismo competente. Es decir, sólo somos receptores y transmisores cuando nos presentan programas de viviendas o guarderías». Ahora esta misma delegación ha comenzado a realizar un estudio de las chabolas existentes en Madrid y está tomando contacto con diferentes asociaciones para poderlas cuantificar exactamente.

Alfredo Tejero, concejal de la delegación de Educación del ayuntamiento, también manifestó el descuido con el que se está tratando a la comunidad gitana y señalaba que «nosotros no tenemos presupuesto para hacer un colegio; únicamente yo mantuve relaciones con diferentes asociaciones gitanas y les expuse mi favorable actitud, con el fin de llegar a un acuerdo con el ministerio y crear un centro educativo piloto, especializado en la integración de esta población, con personal adecuado, pero hasta el momento no tenemos ni solar ni personal».

Por último, el delegado municipal de Sanidad, Juan Francisco Pla, ratificó las declaraciones de los anteriores, en cuanto a la falta de asistencia social a la minoría gitana: «Apenas llevamos dos meses en contacto con sus asociaciones para estudiar la forma de potenciar las posibles soluciones y hemos realizado chequeos de sus problemas en los distritos de Tetuán y Moncloa, incluyendo el tema de la vivienda».

Un 95% de analfabetos

En estos momentos se acaba de realizar un estudio sanitario en un campamento gitano, del que el doctor Mascaraque, director de los trabajos, ha puesto de manifiesto las grandes carencias con que se han encontrado: «El 95 % de la población gitana es analfabeta, con la dificultad que ello supone, por ejemplo, a la hora de hacer las revisiones de la vista, pues no conocen las letras. Tampoco se les puede exigir un mínimo de higiene, cuando la fuente más próxima que tienen se encuentra a quinientos metros del campamento».Los gitanos, además, consideran la medicina preventiva como innecesaria y creen que es mucho más importante contar con un médico que les atienda en el momento que lo necesiten.

«También», continuaba el doctor, «hemos tenido que poner tres postes de la luz para que pudieran funcionar los aparatos de rayos X, y creo que esto expone claramente su actual situación sanitaria y la escasez de infraestructura básica en que viven los gitanos madrileños».

La mayor población gitana existe en Madrid y su provincia, donde se han censado aproximadamente unos 40.000 calés que viven en el más pleno subdesarrollo.

Existe, por un lado, una población incorporada a barrios normales, que presentan un alto grado de hacinamiento, pues habitan dos o tres familias en una sola vivienda. La gran mayoría de éstos se dedican a la venta ambulante y los niños suelen tener problemas escolares por su falta de adaptación a los colegios de payos. Su problemática más común es el alcoholismo y la droga. Juan Torres, miembro de la asociación gitana, nos decía: «Tienen una falta de motivación por parte de los padres y de las propias escuelas, que se desentienden de tomar contacto con los niños. Es un rechazo y algunos se refugian en el alcohol».

El principal aspecto a considerar del gitano es que no tiene asumidas las normas sociales implantadas y sus estructuras básicas de comportamiento son diferentes a las del payo.

Así, ante un programa de remodelación de un barrio en el que algunos de ellos pasarían a ocupar viviendas normales, han sufrido el rechazo por parte de la vecindad. Por lo general, sólo en las Unidades Vecinales de Absorción (UVAS), donde los vecinos esperan desde hace más de veinte años una vivienda corriente, se mezclan las familias gitanas y payas.

Y otra gran parte de la población -entre un 60% y un 70%- vive en chabolas, sin alcantarillado, ni agua corriente, ni servicios, ni recogidas de basuras, sin que, de momento, se haya planteado ninguna solución por parte del ministerio.

En estos lugares, la población se dedica a vender frutas y verduras, a la chatarrería y a la venta ambulante; la escolarización es muy baja y las pocas guarderías existentes se están cerrando en un momento de gran demanda, sin que la Administración haga nada.

«Nosotros queremos que toda la población se incorpore a las viviendas normales, sin que tengan que ser bloques exclusivos para gitanos, porque las condiciones en que ahora vivimos son propias de los países del Tercer Mundo», comentaba uno de los afectados.

Por lo que se refiere al tema escolar, ningún niño ha terminado, hasta el momento, el octavo de básica, y la falta de criterios pedágógicos adecuados son la causa del problema educacional, unido a la falta de presupuestos y de motivaciones. La educación adulta es totalmente imposible, pues más del 75% son analfabetos y las guarderías son una institución a la que el niño gitano no tiene acceso, como a las escuelas de primera infancia.

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