Repudio árabe a la nueva ley constitucional israelí

Las reacciones árabes ante la ley básica (constitucional) que proclama a la «Jerusalén reunificada capital de Israel» son unánimes en la condena.Los dirigentes egipcios se esfuerzan en creer que «no todo se ha perdido» tras la votación de la Kneset (Parlamento israelí). Sadat, al conocer la noticia, declaró que ya Ben Gurión había anexionado a Israel el Sinaí. El jefe del Estado egipcio parecía dar a entender, de este modo, que así como Egipto ha recobrado el 80% del Sinaí, también Jerusalén volverá a la soberanía árabe.

Pero la anexión del Sinaí no se hizo por medio de una ley constitucional, señalan los observadores. El presidente Sadat se limitó a condenar la decisión de la Kneset, «contraria», dijo, «a la letra y al espíritu de los acuerdos de Camp David, absteniéndose de «responder» a la nueva ley israelí.

También anunció que se concedía tres días para reflexionar antes de tomar una decisión sobre el polémico asunto.

Más dura fue la reacción del ministro de Asuntos Exteriores egipcio, Butros Ghali. Para él, la decisión de la Kneset «es un obstáculo más para la consecución de la paz en Oriente Próximo». Ghali añadió que esta decisión, que calificó de «arbitraria», constituía «un desafío a la opinión pública mundial y a las Naciones Unidas». El ministro recordó que durante la Asamblea General urgente de la ONU sobre Palestina se «condenó toda decisión unilateral del Gobierno israelí sobre Jerusalén ».

"Jerusalén seguirá siendo árabe"

En Beirut, un portavoz de la OLP consideró que la ley aprobada en Tel Aviv el día 30 era «contraria a las convenciones internacionales», e invitó a la comunidad internacional «a poner fin a la política fascista» del Estado hebreo y a la ocupación de los territorios árabes, que comparó con «la ocupación nazi». «La decisión de Israel», dijo, «es una nueva prueba de la intransigencia del Estado hebreo, que hace frente a la opinión pública mundial, al tiempo que desafía los sentimientos más profundos de los musulmanes y de los cristianos del mundo». «La Jerusalén árabe seguirá siendo árabe. La lucha y la resistencia palestinas contra la ocupación continuarán», concluyó.

En Jordania, un portavoz oficial dijo que la ley era «contraria a los principios y a las leyes internacionales, así como a las resoluciones de la ONU». Después de señalar que el Gobierno jordano «no reconoce esta decisión y considera a Jerusalén como parte integrante de los territorios árabes ocupados», el portavoz aseguró que Jordania revisaría sus relaciones «con todo Estado que acepte esta decisión o traslade su embajada a esta ciudad».

El rotativo sirio Al Baas daba cuenta ayer de la determinación del Gobierno de Damasco «de continuar su lucha para aislar a la entidad sionista en el campo internacional y expulsarla de la ONU». El órgano del partido en el poder acusó a Israel de haber «hecho frente a las resoluciones de las Naciones Unidas al continuar la judaización de los territorios árabes ocupados».

El primer ministro kuwaití, jeque Saad Al-Abdullah, previno a Estados Unidos sobre su ayuda «sin límites» a Israel, ya que la «arrogancia y las ambiciones del Estado judío encuentran un aliento continuo en Washington».