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El Senado de EE UU aprueba por unanimidad investigar las relaciones de Billy Carter con el Gobierno libio

El Senado norteamericano aprobó ayer por unanimidad la creación de una comisión de investigación de nueve miembros sobre las relaciones existentes entre Billy Carter, hermano del presidente de Estados Unidos, y el Gobierno libio, así como sobre el papel desempeñado por la Casa Blanca en este asunto. En una decisión sin precedentes en Norteamérica, el presidente Carter anunció ayer que estaba totalmente dispuesto a responder a todas las preguntas de la comisión investigadora.

La labor de Billy Carter, hermano del presidente de EE UU, como «agente libio» toma cada día proporciones más delicadas para el prestigio del presidente de Estados Unidos, Jimmy Carter. Como en la época del escándalo del Watergate, que acabó con la dimisión forzada del presidente republicano Richard Nixon, cada mañana la Prensa aporta nuevas precisiones.El diario The Washington Post, protagonista del «proceso periodístico» del Watergate, anunció ayer en primera página que el presidente Carter sí se entrevistó en dos ocasiones, el pasado. mes de noviembre, con el encargado de negocios de la Embajada libia en Washington, Ali Houderi. Entrevista que «silenció» el comunicado oficial de la Casa Blanca, publicado hace dos días en Washington. ¿Por qué? Tal es la pregunta que se plantea hoy la prensa norteamericana, y, sin duda, a la que intentará dar una respuesta la comisión senatorial que investigará sobre el caso de Billy Carter y su posible influencia en la Casa Blanca.

Para el presidente Carter, el escándalo estalla en el momento más inoportuno, en plena campaña electoral norteamericana, con vistas a la elección presidencial del 4 de noviembre. Sin duda, el escándalo puede contribuir a deteriorar su imagen pública, excepto si los ciudadanos norteamericanos interpretan, a fin de cuentas, que la entrevista del presidente Carter con el diplomático libio, previamente preparada por su hermano Billy y el consejero del presidente en temas de seguridad, Zbigniew Brzezinski, obedeció al noble propósito de intentar por todos los medios la liberación de los rehenes norteamericanos todavía detenidos en Irán.

Sobre este capítulo, el de los rehenes, en Washington guardan un discreto silencio, sobre las informaciones publicadas en un diario de Arabia Saudí, según el cual Teherán podría liberar a los 52 rehenes norteamericanos dentro de un mes, con motivo de las festividades islámicas que se celebrarán por entonces en Irán.

De confirmarse la noticia, la liberación de los detenidos en Irán sería un verdadero salvavidas para la supervivencia política del presidente Jimmy Carter. Demostraría a la opinión pública que su estrategia de «paciencia» o de impotencia ante un hecho tan insólito se salda por el éxito de la liberación de todos los rehenes sanos y salvos. Contribuiría al olvido del fracaso, de la acción del, comando militar que a finales de abril intentó, sin éxito, una operación de rescate.

La liberación ayudaría también a remontar la pendiente constante en que se encuentra Jimmy Carter frente a su adversario electoral, el republicano Ronald Reagan. El último sondeo de opinión, realizado por el Instituto Harris, concede un 61% de votos a favor de Reagan y sólo un 33% para el actual presidente, Jimmy Carter, en caso de celebrarse actualmente la elección presidencial. Se trata de la cota más baja de Carter, lograda en un momento en que todavía no había estallado el escándalo de Billy Carter (que cobró más de quince millones de dólares por servicios de «intermediario» con el Gobierno libio).

Otra noticia desagradable para el presidente Carter es la publicación del último índice de inflación en Estados Unidos. Después de dos meses de haber conseguido reducir las tendencias inflacionistas para 1980 alrededor del 10%, la última estadística de junio se dispara otra vez, con una subida que sitúa la inflación de EE UU para 1980 en el 12,4%. En definitiva, más «argumentos» para los republicanos, que acusaron la semana pasada, en su convención nacional en Detroit, ala Administración Carter de « falta de liderazgo» e «ineptitud para superar la crisis económica». Sólo faltaba como. complemento el hecho del hermano de Carter como «agente libio».

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