Carter y los republicanos, enfrentados en el Senado sobre el porvenir de Alaska
Alaska, el Estado más extenso pero el menos poblado de los cincuenta que integran EE UU, es actualmente objeto de polémicas en el Congreso norteamericano, entre los partidarios de una explotación a fondo de las riquezas naturales de Alaska (petróleo, gas natural y minerales) y los defensores del medio ambiente. El Comité de Energía del Senado quiere obtener la libertad de explotación de nuevos yacimientos de petróleo en la zona sureste de Alaska, mientras que la Administración Carter y el senador demócrata del Estado de Massachusetts, Paul Tsongas, defienden un proyecto de ley, de corte ecologista, que salvaguarde una zona de 102 millones de acres (unos 45 millones de hectáreas), incluyendo la región de William O. Douglas Artic Wildlife Range, una de las zonas naturales mejor preservadas del planeta.
«Se trata de la decisión más importante del siglo para el Congreso en lo que respecta a conservación de la naturaleza», afirmó el presidente Jimmy Carter. Punto de vista que no comparte la mayoría de senadores y congresistas republicanos, cuyas tesis son incrementar la producción de petróleo nacional para reducir la dependencia exterior energética de EE UU.Como en tantos conflictos internacionales de la sociedad contemporánea, el petróleo está también detrás del litigio de Alaska que divide a los norteamericanos. El gobernador de Alaska, el republicano !ay Hammond, recuerda en anuncios publicados en " la prensa estadounidense que el 13% de la producción energética total de EE UU procede de yacimientos de Alaska. Destaca que los geólogos consideran las reservas potenciales de petróleo de Alaska en el 75% de las existentes en Arabia Saudí, principal exportador de petróleo del mundo. Pide que la población apoye la iniciativa de la Comisión Energética del Congreso (discretamente respaldada por los grupos de presión de las multinacionales del petróleo), a fin de poder explorar, cuantificar y explotar las reservas de petróleo que duermen en el subsuelo de Alaska.
Las 400.000 personas que viven en la región, también divididas
La población local, poco más de 400.000 personas para una extensión casi tres veces superior a la de España, también está dividida en dos bandos. Alaska es todavía una tierra de pioneros. El petróleo y el gas natural son foco de atracción y de puestos de trabajo bien pagados, debido a la dureza del clima y a la incomunicación en la que deben vivir muchos de los habitantes de Alaska en cuanto salen del área cercana a la capital, Anchorage, que agrupa el 40% de la población total de Alaska.Los partidarios de una defensa de la naturaleza se opusieron ya en su día a la construcción del oleoducto transalaskiano, que lleva el petróleo desde los yacimientos árticos de la bahía de Pruhoe a las costas de Valdez, en el golfo de Alaska. Hoy defienden el punto de vista de que una explotación masiva de las riquezas minerales destruirá el precario equilibrio ecológico, rico en pesca (salmón y cangrejo), y las reservas de animales, como los osos y caribúes. Piden que se declare la zona del sureste parque nacional, a pesar del alivio que podría suponer para la economía norteamericana su riqueza en petróleo. El Congreso tiene la palabra para el futuro de este territorio, Alaska, que Estados Unidos compró a la Rusia de los zares por unos miles de dólares, allá por el año de 1867.
Lucha sorda entre los dos bandos
La lucha entre los partidarios de explotar Alaska y los partidarios de defender el medio ambiente, que acaba de entrar en su fase final, se ha desarrollado durante los dos últimos años. Desde su llegada a la Casa Blanca, el presidente Carter se ha esforzado en varias ocasiones por hacer votar en el Congreso un proyecto que intenta conciliar las necesidades de la explotación y las de la protección de la naturaleza. Siempre ha considerado que este proyecto ocupa el primer lugar entre sus preocupaciones en materia de medio ambiente. Este debate está convirtiéndose en uno de los más vivos que se han producido en Estados Unidos, sobre todo porque se produce en pleno período electoral.
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