_
_
_
_

El Servicio de Calcografía Nacional: una fuente casi desconocida de excelentes y económicos grabados

Para los aficionados al arte de gustos clásicos un medio económico de vestir las paredes de su casa o formar una pequeña colección particular con reproducciones de calidad garantizada es recurrir al Servicio de Calcografía Nacional, uno de los fondos de grabados más antiguos y valiosos que existen en Europa. Por un precio que oscila entre las 1.000 y las 3.000 pesetas, se pueden adquirir en él excelentes grabados de Goya, Solana, Fortuny y otros pintores de similar categoría.

Son los coleccionistas y anticuarios extranjeros los que suelen hacer mayor uso de este servicio desconocido para la mayoría del gran público, aunque, según una de las encargadas del mismo, «los españoles prefieren buscar en los rastros, tiendas de antigüedades o mercados de arte porque ya saben lo que hay aquí».Creado por Carlos III en 1789 como una dependencia de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, el Servicio de Calcografía Nacional tiene actualmente contabilizadas en su catálogo alrededor de 6.000 planchas, todas ellas posteriores a su fecha de creación, salvo algunas excepciones del siglo XVI.

La principal fuente de abastecimiento del servicio fue en su origen la Imprenta Real, cuyas planchas pasaban automáticamente a la Calcografía. Después se ha enriquecido a base de donaciones particulares u oficiales, como la que hizo recientemente la Biblioteca Nacional de unas trescientas planchas, compras, intercambios y también con los premios de, los concursos y exposiciones nacionales.

El carácter oficial que ha mantenido el Servicio de Calcografía durante las últimas cuatro décadas explica la ausencia en su catálogo de pintores españoles contemporáneos de prestigio universal, como Picasso, Saura, Chillida o Zobel, excluidos y más o menos condenados por la política cultural del régimen. En estos momentos es de esperar, sin embargo, que el cambio de tal situación propicie la colaboración entre esta importante y significativa serie de artistas y la Calcografía, tal como ha ocurrido en mejores épocas.

Las series completas de Los caprichos y Los proverbios, de Goya; la botánica de Cavanilles y sus ilustraciones para el libro Viaje al reino de Valencia, la Colección de trajes de España, de Ribelles-Carrafa, o la serie de peces del Cantábrico, de Bru, son algunas de las piezas más notables del catálogo de la Calcografía Nacional.

Destacables por su encanto exótico y singularidad son también los dibujos de varios autores que ilustran el libro Viaje a Constantinopla ( 1779) y la serie Barones ilustres, fechada en 1771.

Entre los pintores contemporáneos más representativos se encuentran grabados de algunas obras de Solána; de Ricardo Baroja, con sus expresivos retratos de la España negra; de Rafael Pellicer, una serie de figuras y temas muy madrileños; de Pedraza, y de los Fortuny, padre e hijo. De Fortuny, hijo, artista casi desconocido en España, que llegó a ser famoso en Europa por sus múltiples invenciones, entre ellas las estampaciones en tela que vistieron Eleonora Dusse e Isadora Duncan, existen algunos grabados simbolistas inspirados en temas wagnerianos, los únicos de este estilo que posee la Calcografía.

De los paisajes del flamenco Haes, dibujos de sus discípulos Lhardy y Campuzano, de un carácter más pintoresco y costumbrista; de la obra de Carmona, Labrada y Fernández Cuervo posee asimismo la Calcografía una surtida muestra.

Los grabados que están a la venta en el Servicio de Calcografía no se denominan reproducciones, término que se presta a la confusión, sino originales múltiples, aunque las pruebas normalmente no se firman ni numeran. Su procedimiento de obtención, la estampación, es uno de los más antiguos métodos de impresión, cuya tradición se ha desarrollado y mantenido sobre todo en Francia.

La estampación se realiza mediante una sencilla prensa llamada tórculo, de rodillos cilíndricos y horizontales, pero no se trata de un mero proceso mecánico, ya que el buen oficio del estampador es requisito indispensable para llevar correctamente sobre el papel el trabajo que ejecuta el grabador sobre la plancha de cobre, ya sea según la técnica de talla dulce, buril o aguafuerte.

El problema que se presenta actualmente en el taller de calcografía, instalado junto a las dependencias del servicio, en la segunda planta de la Biblioteca Nacional, que ocupa desde hace varios años de forma provisional, es la dificultad de encontrar estampadores hábiles y expertos, pues este oficio, como otras ocupaciones artesanales, está hoy en fase de extinción.

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
Recíbelo

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_