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Finaliza la visita de los Reyes a Luxemburgo

Soledad Gallego-Díaz

La visita de los Reyes de España al Gran Ducado de Luxemburgo, que finalizó ayer, merece, ante todo, el calificativo de «oportuna», en opinión del ministro de Asuntos Exteriores español, Marcelino Oreja, refiriéndose al relevante papel que el más pequeño país de la Comunidad Económica Europea desempeñará en los próximos seis meses como presidente del Consejo de Ministros comunitario. Los Reyes invitaron a los duques de Luxemburgo a visitar España, y Juan y Josefina-Carlota aceptaron complacidos.

Las conversaciones políticas que han acompañado la visita real, si bien no han introducido elementos nuevos sobre la negociación hispano comunitaria, sí han permitido, al menos, asegurar la posición de Luxemburgo, partidario, según declaró su primer ministro, Pierre Werner, de acelerar la reestructuración interna de la Comunidad, a fin de permitir que las negociaciones con España finalicen en 1983.El destacado papel que juega Luxemburgo, pese a sus reducidas dimensiones geográficas, no se limita al hecho de que asuma la presidencia del Consejo de Ministros de la CEE hasta fin de año, sino también a la casi segura designación de su actual ministro de Asuntos Exteriores, Gaston Thorn, como presidente de la comisión, con un mandato de cuatro años.

Thorn despierta muchos recelos en París, debido a su acusada personalidad y a sus ideas propias sobre el porvenir de la Comunidad Económica Europea. Aunque como presidente de la comisión -el aparato de la CEE- no dispondrá de poderes ejecutivos, su impronta se dejará sentir en la búsqueda de soluciones originales para los problemas internos de la CEE, lo que, según medios cercanos a Bruselas, no quiere decir que las negociaciones con España resulten beneficiadas, desde el punto de vista de nuestro país. Thorn, que se muestra últimamente muy cuidadoso en sus relaciones con el presidente de la República Francesa, ha hablado en numerosas ocasiones de «la Europa a la carta», una comunidad en la que cada país puede elegir el alcance de sus compromisos.

Al margen de las implicaciones comunitarias del viaje, la visita de los Reyes de España al Gran Ducado de Luxemburgo se ha desarrollado en un clima simpático y escasamente protocolario. Don Juan Carlos recordó el primer día que la CEE no puede ser «una confrontación de egoísmos» y agradeció el apoyo que ofrece Luxemburgo a la adhesión de España. Ayer, los Reyes, acompañados de los grandes duques Juan y Josefina-Carlota, visitaron la ciudad de Echternach, que les acogió calurosamente. Los Reyes visitaron la basílica de San Wilfibrord, un santo conocido en medios periodísticos comunitarios como el patrono de la CEE, ya que su tradicional procesión danzante avanzaba tres pasos hacia delante y dos hacia atrás.

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