Continúan los "revolucionarios inventos" del verano
Emilien Feneux, un francés de 66 años de edad que vive retirado en la malagueña localidad de Torremolinos, dice haber inventado el motor del futuro. En opinión del ex armador, ex promotor y ex constructor de Nantes, su revolucionario invento desplazará a todos los motores concebidos y construidos hasta el presente. El suyo es especial, pues puede funcionar con gasolina o gas-oil, y es rotativo con pistones y cilindros y refrigeración por aire. Es, o al menos así lo parece, otra de esas serpientes de verano que surgen periódicamente como producto del ingenio de algún iluminado.
El francés, aficionado a la mecánica, dice que con su motor se baten todos los récords del mundo de potencia y consumo. Emilien Feneux dice que su motor alcanza los 180 caballos de potencia por cada mil centímetros cúbicos, cuando, según él, los motores clásicos sólo llegan a los 130 caballos. Pese a su afición a la mecánica, el jubilado francés que vive en Torremolinos no debe conocer algunos de los motores clásicos -de ciclo Otto- que se utilizan en la competición. El Renault que impulsa el monoplaza de fórmula 1 francés, por citar un ejemplo de la misma nacionalidad de Emilien Feneux, es capaz de ofrecer una potencia aproximada de 375 caballos por cada mil centímetros cúbicos -casi tres veces más que ese récord mundial al que hace referencia Feneux-, gracias a la ayuda de un turbocompresor en su alimentación. El que quiere sacar la fábrica alemana occidental BMW podría incluso llegar a los cuatrocientos caballos de potencia por litro.
Cifras, desde luego, impresionantes, pero que indican lo que es capaz de brindar un motor de los llamados clásicos.
Medio siglo de vida y aún sin aplicar
De cualquier forma, de la extraña definición de Emilien Feneux mal puede deducirse cómo será su motor. Es rotativo -tipo Wankel-, pero eso ya no es una revolución. El motor rotativo tiene más de medio siglo, y aunque hace pocos años volvió a intentarse su comercialización, su renacimiento parece haber quedado, una vez más, condenado al retiro. Al menos como solución masiva.
En lugar de cigüeñal tiene rotor con cilindros, dice Feneux, con el fin de aclarar aún más que carece de válvulas, bielas y cigüeñal. Además, según él, la gran ventaja de su nuevo y revolucionario motor es que su vida es muy superior a la de un motor clásico, porque es capaz de hacer medio millón de kilómetros sin necesidad de reparación alguna, ya que los pistones no tocan a los cilindros. Evidentemente, un motor rotativo, sin necesidad de que sea revolucionario, carece de muchos de los elementos propios de los motores alternativos, y el extraño barrido de sus pistones difiere mucho del de los clásicos. Pero de ahí a la revolución hay un paso enorme, que, por otra parte, se queda pequeño comparado con el que haría falta dar para que, en el hipotético caso de que fuera realmente un motor tan bueno como cantan las excelencias de su autor, se pudiese implantar en los casi treinta millones de coches que, aproximadamente, se fabrican anualmente en todo el mundo.
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