La ultraderecha hizo estallar una bomba en el Ayuntamiento de Valladolid
Un artefacto explosivo compuesto por pólvora prensada, que estalló a las 3.10 de la madrugada de ayer, destruyó parcialmente la sala de lectura del archivo municipal de Valladolid, situado en los sótanos en la casa consistorial. La onda expansiva arrancó las puertas y los techos de la estancia, rompió los cristales de varios edificios ubicados en las cercanías, causó desperfectos importantes en el interior del ayuntamiento y alcanzó un taxi que circulaba en aquellos momentos por la calle de Jesús, vía a la que da la ventana en cuyo alfeizar fue colocada la bomba. Un grupo de ultraderecha se ha responsabilizado de esta acción.
El taxi fue elevado ligeramente por el aire y sus ocupantes, el conductor Hipólito Morán y el pasajero Jesús Arranz, sufrieron heridas leves al recibir los impactos de los cristales del coche. El atentado atribuido desde el principio a la extrema derecha, fue reivindicado, en llamada efectuada a El Norte de Castilla a las 4.30 de la tarde, por un autodenominado comando Onésimo Redondo. Una voz anónima dijo: «Cuando se cambie la primera placa de las calles, el alcalde, Rodríguez Bolaños, será condenado a muerte. ¡Arriba España!».
La llamada se refiere a la decisión del ayuntamiento, adoptada en sesión plenaria la noche anterior, de cambiar el nombre a ocho calles vallisoletanas que conservaban denominaciones relacionadas con el régimen franquista. Durante el transcurso del citado pleno, la tribuna pública ocupada por ultraderechistas tuvo que ser desalojada por la Policía Municipal ante la actitud del grupo, integrado por unas cincuenta personas, que interrumpió varias veces el desarrollo de los debates.
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