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La CEE trata de evitar que Japón inunde Europa de automóviles

Soledad Gallego-Díaz

Las presiones norteamericanas sobre Japón para que autolimite sus exportaciones de automóviles al mercado estadounidense provocan honda inquietud en la Comunidad Económica Europea (CEE), que teme que Tokio aumente paralelamente sus ya elevadas ventas en Europa occidental. Las principales empresas automovilísticas europeas, encuadradas en el comité de constructores del Mercado Común, han dirigido un escrito al comisario Etienne Davignon, encargado de los asuntos industriales de la CEE, para expresarle su alarma y pedirle la actuación de la comisión ante el Gobierno nipón. Davignon se ha apresurado a entrevistarse con los embajadores de Tokio y Washington para estudiar conjuntamente el problema que plantean las continuas inversiones japonesas en el sector automovilístico y la espectacular alza de ventas en Europa durante los seis primeros meses de este año.

Según datos facilitados por la Comisión Europea, los 606.000 coches japoneses que circulaban por los nueve en 1979 pueden convertirse en muy poco tiempo en millón y medio si no se pone remedio a la situación actual. Sólo en el período de enero a junio de este año, el número de vehículos nipones en la República Federal de Alemania ha pasado del 5,6% al 10,1% del total de coches que circulan en la RFA. La progresión es igualmente espectacular en Gran Bretaña (un 10,9% en 1979, contra un 13,8% en junio de 1980) y en Holanda (19,5% contra 29,2%).La relación Japón-CEE es tanto más alarmante por cuanto en 1979 sólo se vendieron 38.000 vehículos europeos en Japón. La balanza comercial arrojó, en términos globales, en 1979, un déficit comunitario de 5.000 millones de dólares.

La CEE pretende convencer a Japón para que las conversaciones que ha entablado con Estados Unidos sobre autolimitación de exportaciones se extiendan también a Europa. Caso contrario, afirman fuentes comunitarias, los nueve no tendrán más remedio que autorizar medidas proteccionistas de sus respectivos mercados.

Etienne Davignon, autor del plan de reestructuración de la siderurgia europea, piensa que si Japón se compromete a limitar sus exportaciones de automóviles hacia el Mercado Común los Industriales europeos deberían aprovechar «la tregua» para reestructurar el sector automovilístico, que, si bien se ha comportado correctamente hasta el momento, necesita de un importante cambio para hacer frente a la fortísima competencia nipona.

Según recoge la agencia Europe, la sugerencia de Davignon provoca opiniones diferentes en el seno de la propia Comisión Europea y entre los propios constructores. Humberto Agnelli, dirigente de la Fiat, estima, según dichas fuentes, que es la propia comunidad la que debe prever un «fondo de racionalización» que permita ala industria automovilística europea hacer frente a dicha reestructuración.

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