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"Suicidio masivo" de ballenas en Australia

Unas sesenta ballenas se encuentran varadas y en trance de muerte en una playa turística australiana, como cumpliendo un deseo masivo de suicidio colectivo, al parecer de los observadores del fenómeno, según ha informado la agencia United Press International.

Los residentes de Tracher y Head, localidad situada a unos doscientos kilómetros al norte de Sydney, aseguran que las ballenas, cuyo tamaño oscila entre dos y seis metros de largo, llegaron el lunes nadando un poco hasta que se formó una ola grande, por la que los cetáceos se dejaron conducir hasta las inmediaciones de la playa.«Sencillamente, no querían volver al agua ... Es muy triste verlas morir sobre la playa», aseguró la señora Pat Ross, esposa del torrero del cercano faro de Seal Rocks, dos pescadores van a cortar algunas de las ballenas muertas para convertir su carne en cebo. Sus cadáveres serán después enterrados por un bulldozer».

Los residentes del lugar explicaron que el pasado año, unas cincuenta ballenas encallaron también «por voluntad propia» en la misma zona. Casos semejantes han venido registrándose durante los últimos veinte años.

Científicos de los parques nacionales y del servicio de fauna permanecen en la zona desde hace dos semanas vigilando los movimientos de los grandes mamíferos, pero uno de ellos, John Hoey, ha declarado que no han llegado a encontrar una respuesta determinante de la razón que impulsa a las ballenas a ir a morir a la playa.

El conservador de mamiferos del museo australiano de Sydney, Basil Marlow, aseguró que la mayoría de los expertos considera que las ballenas sufren cierta desorientación por un mal funcionamiento de su mecanismo de sonar ultrasónico.

«Muchos animales emiten sonidos no percibibles por el hombre, con el cual entran en comunicación individuos de la misma especie entre sí. Otras veces señales emitidas, como en el caso de los murciélagos y las ballenas, son empleadas para el reconocimiento del lugar, de los obstáculos del entorno o de la presencia de agentes externos».

«Lo que ocurre, creemos, es que cuando esto sucede», prosiguió su explicación el señor Marlow, refiriéndose al mal funcionamiento del sonar ultrasónico de las ballenas, «aquéllas comienzan a emitir gritos de socorro, lo que impulsa a otros miembros de la manada a acercarse a investigar. Entonces», añadió, «las ballenas se ven apresadas en aguas poco profundas y no pueden volver a la profundidad».

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