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La crisis turística en las costas mediterráneas

Costa del Sol: la ocupación disminuye en un 30%

Se calcula que la ocupación actual en la Costa del Sol es del 40% de la capacidad total, mientras que el año pasado por estas fechas eran de más del 70%. En los ambientes turísticos se espera que en los próximos días aumente este índice, especialmente si se pone fin a la campaña terrorista de ETApm. De cualquier forma, las predicciones son pesimistas: «El índice de ocupación», decía ayer un motelero de la zona, «subirá en julio y agosto y caerá irremediablemente en septiembre hasta niveles muy bajos. Entonces, sin duda alguna, tendrán que cerrar la mayoría de los hoteles».Las llamadas al optimismo del presidente de la Junta de Anclalucía, Rafael Escuredo, y las declaraciones del secretario de Estado de Turismo, Ignacio Aguirre, intentado restar importancia a lo que está pasando, no encuentran eco alguno entre los empresarios hoteleros.

Atentados terroristas al margen, la Costa del Sol está pagando las consecuencias de la no resolución de sus viejos problemas, que los representates del sector turístico han repetido machaconamente desde hace años a las autoridades, sin que éstas hayan hecho nada por resolverlos. Tanto los empresarios como los trabajadores del sector están de acuerdo en denunciar que no hay en la Administración española nadie que entienda de turismo, que lo conozca a fondo y que se preocupe de él. En la Costa del Sol no se comprende, por ejemplo, que siga sin resolverse el problema del saneamiento, y que para combatir el de la inseguridad ciudadana (robos, tirones de bolso, etcétera), haya sido precise, que las amenazas de ETApm hayan obligado a traer a la zona numerosos efectivos policiales.

Naturalmente, este año se están pagando también las consecuencias de los atentados terroristas del verano pasado. Y si estos atentados han conseguido, en unión de los otros problemas, reducir la ocupación en la mitad de un año para otro, el panorama que se presenta, de cara a las próximas temporadas de invierno y verano, no puede ser más desolador. Se tiene la impresión de que se está asistiendo al hundimiento de la Costa del Sol como zona turística de primer orden y, lo que es peor, que la Administración está contemplando, impasible el espectáculo sin hacer nada por intentar evitarlo.

Mientras tanto, empiezan a llegar las primeras anulaciones de plazas, que no son importantes. Luis Callejón, director de un hotel de Torremolinos, dice que no puede haber anulaciones donde no hay reservas. «Este año recibimos en muchos casos las reservas con veinticuatro o 48 horas de adelanto a la llegada del turista. Esta es la realidad y esto es algo que parece que ocultan intencionadamente las autoridades turísticas, cuando dicen que no se están produciendo importantes reacciones negativas a la actual campaña de bombas. Convendría matizar, cuando se afirma que ¡os turistas no se están yendo, que no se pueden ir, aunque pongan una bomba en su hotel, ya que su regreso está condicionado a la fecha de salida de su avión. Estas cosas hay que decirlas con claridad».

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