Los "aperturistas" de la Junta salvadoreña buscan el apoyo de Panamá
La visita de pocas horas que el coronel Adolfo Majano, miembro de la Junta de Gobierno de El Salvador, hizo ayer al presidente de Panamá, Arístides Royo, y al jefe de la Guardia Nacional, general Omar Torrijos, se interpreta en medios diplomáticos como una tentativa para lograr apoyo a la tendencia «aperturista» de la Junta, encabezada por el mismo Majano y actualmente en minoría.El viaje de Majano tuvo como motivo público recibir las excusas de Panamá por el incidente de un avión matriculado en este país que el pasado día 15 capotó en territorio salvadoreño con un presunto cargamento de armas para las guerrillas opuestas a la Junta.
Los observadores consideran, sin embargo, que el viaje de Majano ha servido al miembro de la Junta para explorar si Panamá contemplaría con simpatía una futura contraofensiva política (incluyendo el diálogo con la oposición de izquierda) de los jóvenes oficiales que en octubre último derrocaron al dictador Romero en un golpe claramente inspirado por Washington y que se sienten alarmados ante la «guatemalización» del país. El grupo de Majano, aunque participa en la Junta, está ahora desplazado por la línea derechista impuesta por el coronel Jaime Abdul Gutiérrez y los miembros civiles del partido demócrata cristiano.
En apariencia, Majano y sus partidarios dentro de las fuerzas armadas procuran ahora disociarse de responsabilidades por la intensificación represiva. Por otra parte, mientras Majano estaba en Panamá, una misión de la Junta, encabezada por su ministro del Interior, Ovidio Hernández, recorría varios países europeos para dar su versión de los acontecimientos y obtener ayuda económica y respaldo político. Se trata, así, de un pleito que está siendo ventilado internacionalmente.
En medios centroamericanos se cree que la situación de El Salvador se aproxima rápidamente a una declaración de guerra civil abierta (lo cual implicaría la calificación de contendientes a los grupos armados de oposición y la probabilidad de una ayuda abierta, por parte de Gobiernos, a ambas partes) o, en todo caso, a una derechización definitiva del régimen, pese a los esfuerzos norteamericanos por dotar al régimen de una fachada institucional y democratizadora.
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