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Entrevista:

Homenaje a José Bergamín y representación de su obra "Medea, la encantadora"

El montaje se pondrá en escena mañana en el Teatro María Guerrero

El poeta, ensayista y dramaturgo José Bergamín será objeto de homenajes en los próximos días, organizados por el Centro Dramático Nacional y el Ateneo de Madrid, en actos públicos, donde se analizará su teatro, con la representación de su drama Medea la encantadora. Sobre esta obra y otras opiniones suyas acerca del arte dramático habla Bergamín en una entrevista que concedió a EL PAÍS.

Mañana, lunes, a las siete y media de la tarde, en el teatro María Guerrero, la sesión de clausura del ciclo de análisis del teatro español estará dedicada al poeta José Bergamín. En la primera parte intervendrán el crítico José Monleón y el poeta y dramaturgo Rafael Alberti, quienes hablarán sobre la personalidad y la obra dramática de Bergamín. En la segunda parte se presentará un montaje teatral, dirigido por José Luis Alonso de Santos, con escenas de las obras Medea, la encantadora, y Melusina y el espejo, con la participación, de Dahd Sfeir en el papel de Medea; el guitarrista Manolo Sanlúcar y los actores, entre otros, Julieta, Serrano, Nuria Espert, Paco Guijart, Marisa Paredes, María José Hoyos y Adela Escarpín.Los próximos días 25, 26 y 27, en sesiones de diez y media de la noche, en el salón de actos del Ateneo de Madrid, el grupo Teatro de Cámara Góngora representará la obra Medea, la encantadora, de José Bergamín, con dirección escénica de José Luis Yzaguirre, interpretada por Soledad Vázquez, Maruxana Morera, Carlos de Pinto, Isabel de la Peña, Manolo Vilches, Ana Molina y José Antonio Morente.

«Mi teatro es póstumo, como toda mi obra literaria, publicada o no publicada, es también póstuma», dice José Bergamín. «Todo el que encuentre una obra teatral mía puede representarla sin pagar derecho alguno, porque no cobro derechos de autor, y ni siquiera pertenezco a la Sociedad de Autores».

Pregunta. ¿Cuál fue la primera obra suya que se representó y dónde?

Respuesta. Medea, la encantadora, se representó por primera vez en el teatro del Pueblo, de Montevideo (Uruguay), presentándola el Club de Teatro, allí, en el año 1954. La dirigió admirablemente el español José Struch. Interpretaron, de modo insuperable, a mi juicio, los personajes de Medea y Creusa las jóvenes actrices Dahd Sfeir y Beatriz Massons. Era entonces el Uruguay un país democrático, libre y generoso, que acogía con cariño a los exiliados españoles.

P. Cuando usted regresó a España, volvió a representarse Medea en Barcelona.

R. Efectivamente. En el año 1963 se puso en esc9na, por primera vez en España, en el pequeño teatro Guimerá, de Barcelona, por la compañía dramática Lucena-Santa Creu. La actriz Dora Santa Creu obtuvo un justo éxito de público y crítica, al interpretarla con viva pasión y eficacia dramática.

P. ¿Cree posible el estreno de su comedia Los filólogos, esa extraña obra de risueña gracia y gran calidad satírica?

R. Bueno, esa obra es apenas un bosquejo caricaturesco juvenil, mejor diría, un borrador que se ha conservado casualmente. Yo se lo di al grupo Góngora para que lo representase, pero hubo dificultades con el montaje, debido a la enorme cantidad de personajes.

P. ¿Por qué en esta obra se ensaña usted con Menéndez Pidal y salva siempre a Unamuno?

R. No me ensaño con Menéndez Pidal ni salvo a Unamuno. Menéndez Pidal era un erudito, un sabio erudito, un académico respetable, pero que no tenía nada de poeta. El objetivo de mi farsa aristofanesca era exaltar la poesía representada por Unamuno y el analfabetismo espiritual y poético, al cual sigo fiel.

P. ¿El teatro español contemporáneo se centra, como dijo Pérez de Ayala, en Las máscaras, en la oposición Valle-Inclán Benavente?

R. Sí; había dos caminos: el de Galdós o el de Benavente. A Galdós lo siguieron Arniches y los hermanos Quintero; a Benavente, Linares Rivas y Martínez Sierra.

P. ¿A qué obedece la poca eficacia teatral de las magníficas obras de Valle-Inclán?

R. Valle-Inclán no hizo nunca teatro para el teatro, ni su escenificación, y cuando lo hizo fue lo peor que hizo. Desde Cenizas, comedia benaventina, hasta la Marquesa Rosalinda, pasando por Cuento de abril, Voces de gesta y alguno de sus esperpentos. Lo que sí hizo magnífica e insuperablemente, fue teatro de verdad; es decir, novela teatralísima, como la de Galdós. Lo mejor de su obra son las Comedias bárbaras y La guerra carlista. En este sentido creo que se puede decir que fue shakespeariano, como Galdós, con la diferencia que Galdós es lbsen y Valle-Inclán es D'Annunzzio.

P. Ciertos críticos afirman que hay alguna influencia melancólica rusa en el teatro español.

R. No lo creo. A este respecto, recuerdo una frase de Nietzsche: «Daría siglos de alegría europea por una hora de tristeza rusa». Yo cambiaría esta frase diciendo: «Doy toda la ruidosa alegría y bullicio español por una hora de tristeza y soledad portuguesa». Hay que portugalizar España y no españolizar Portugal.

P. ¿Cree justa la definición de Juan Ramón Jiménez sobre el teatro de García Lorca, de que sus obras son «zarzuelas líricas »?

R. Creo que el teatro de García Lorca es exclusivamente lírico, porque no le dio tiempo a madurar, y él lo sabía. Como ejemplo, citaré el primer acto de La casa de Bernarda Alba, que me parece magistral. Si su teatro hubiese tenido tiempo para madurar como su obra poética, tendríamos obras teatrales equivalentes a Llanto por la muerte de Sánchez Mejía y Poeta en Nueva York. El error del juicio de Juan Ramón consiste en pensar que, el teatro de Lorca es de la misma índole que el teatro poético de su tiempo, es decir, el de Marquina, Villaespesa y Ardavín.

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