Isodel, horas decisivas
Nos acercamos al final de una de las historias empresariales, sociales y políticas más, serias, trascendentales y apasionantes de este drama que significa para todos los españoles -pero sobre todo para los que no tienen otro patrimonio que su trabajo- la crisis económica. He intentado desde mi posición de diputado del Partido Socialista (como otros desde diversas perspectivas) llamar la atención del Gobierno, de las Cortes, de los empresarios y de la opinión pública sobre la, trascendencia de lo que en Isodel ocurra, de lo que unos y otros decidan y -sobre todo- a lo que se llegue en estos días. No puedo olvidar, en cualquier caso, que han sido los militantes de la UGT y sus responsables los que me han convencido, me han empujado y me han apoyado en esta compleja batalla-test sobre cómo, se sale, en concreto y sin frases, de la crisis económica, de la hora actual.Decía que Isodel es un test para todas las fuerzas en presencia en el teatro (dramático) de la economía. Vamos a repasar los personajes principales.
Isodel es una empresa de 1.200 trabajadores, situada en el corazón de Madrid y dedicada básicamente a la fabricación de aparellaje eléctrico de alta tensión., La crisis económica, la falta de un plan de inversiones en el sector energético, la errónea administración de sus directivos durante los últimos años le lleva a la crisis. Cada uno responde de forma tal que se va perfilando la foto-robot de quién es quién en la crisis general y particular.
Estamos ante dos tipos básicos de accionistas, unos extranjeros y otros nacionales. Los extranjeros son la empresa suiza Sprecher y la francesa Alsthom. Los nacionales, el grupo Banesto y la empresa eléctrica Hidrola. Rompamos una lanza a favor de la seriedad suiza, que con maneras discretas y con cretas define pronto su posición. Dejemos en el aire todavía los juicios sobre la posición francesa, que, de momento y en la mejor línea giscardiana, no aparece ni clara ni generosa.
Banesto. ¡Ahí es nada! El primer banco del país ha empezado posiblemente en Isodel a conocer la amargura de la crisis económica. No digo que no la conociera antes por sus balances y sus servicios de estudios; digo que posiblemente la ha empezado a conocer en las caras y los ojos de sus líderes sindicales, sus políticos, sus equilibrios y sus compromisos humanos. Una persona destaca, Jorge Brosa, capaz de entender y transmitir a una dirección con fama de retrógrada los infinitos matices del tema Isodel.
Hidrola. Otro monstruo del capitalismo tradicional español. Nadie sabe cómo ha sido, pero sus compromisos cumplió. ¿Con entusiasmo o a regañadientes? No lo sé, y me gustaría conocerlo. Pero cumplió su parte.
La Administración. 0 mejor, el Gobierno, ¿para qué vamos a andarnos con formalismos? Una persona a destacar, Javier García Egocheaga, ese hombre que ha cubierto el puesto de ministro de Industria en la época en que Carlos Bustelo más parecía ministro de Energía. Para bien o para mal, hoy está en el equipo del lendakari Garaikoetxea y nunca sabremos si su prudencia paternal era producto de un plan superior o de una concepción personal de la industria española. La realidad última es que al ponerse en marcha el Plan Energético Nacional se abre un panorama esperanzador ante Isodel, aunque nunca el Ministerio de Industria ha entendido totalmente lo que significa que Isodel tenga futuro serio y firme sin «caridad» ni violencia.
Las Cortes Generales
No nos podemos quejar de la sensibilidad del legislativo para con Isodel. El Congreso ha presenciado dos interpelaciones y dos mociones con respecto al futuro de Isodel, mientras que el Senado ha estrenado su Comisión de Peticiones con el mimo tema. Ha sido -quizá- el caso más aparatoso de atención parlamentaria en la ya tristemente larga lista de problemas industriales analizados por los legisladores. R. Borrás, M. Camacho y L. Solana estarán ya unidos, de una u otra forma, a la idea de conectar el Parlamento a la calle.
Los asesores. Banesto decide encargar un plan de viabilidad a una empresa independiente con solvencia notable, por el momento, en los medios empresariales y sindicales: Check. Unos expertos vascos dotados de buen sentido y buena técnica estudian y presentan un plan para salvar Isodel. Es un plan duro y difícil, pero no imposible. Sobre todo, es la única salida justificada que se pone en la mesa de los protagonistas de la crisis. Si mañana el plan se contrasta con la realidad, sus autores crearán escuela. Si la realidad demuestra que el plan era sólo voluntarismo sin base, todo un concepto de asesor estará en entredicho.
Nuevos accionistas. Aquí uno de los problemas. Isodel no se salva si el gremio de empresas productoras de electricidad no quiere enterarse de que por razones industriales, estratégicas, sociales, económicas, políticas y un largo etcétera no tienen más remedio que completar la parte de capital que falta por cubrir. Parece mentira, pero, en los consejos de administración de Iberduero, FENOSA, Sevillana, etcétera, está la clave de que se salve Isodel en última instancia. Sólo queda esta pieza en el rompecabezas. Una pieza pesada y algo despistada de su nuevo papel y de su presente responsabilidad. Pero una pieza sin la cual todos los demás esfuerzos quedan con escaso o nulo sentido.
Los trabajadores de Isodel. Perdónenme si me cuesta mantener este estilo de cronista distante que he intentado llevar a lo largo del artículo; pero no me resulta fácil. No olvidemos que nos encontramos ante uno de los conjuntos sociales más concienciados, organizados y capaces a lo largo y ancho de todo el mapa de España. Una lucha de años ha forjado actitudes duras: la duda es sí con la dureza del hierro o con la del acero, si con la rigidez del primero o con la flexibilidad del segundo. De alguna manera un referéndum ha decantado a los trabajadores a favor de la flexibilidad frente a la rigidez. A aquellos trabajadores de Comisiones Obreras que aún no han entendido esta diferencia entre dos tipos del mismo metal, les pediría que meditasen sobre el ejemplo. Isodel es ya acero duro que flexiona, pero no puede ser hierro duro que se quiebre un día. Para los trabajadores de UGT, el mensaje de que han elegido el único camino para tener esperanza.
Señores empresarios de la industria y las finanzas, señor Bayón, nuevo ministro de Industria: una de las obsesiones de ustedes es que hay que despejar incertidumbres. El Parlamento, los sindicatos, los obreros de Isodel, algunos financieros se han pronunciado con firmeza aceptando sacrificios con tal de que su empresa salga adelante con el menor coste social posible.
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