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Diez años de trabajo y mil millones de pesetas, para las restauraciones del palacio de Versalles

Luis XIV, el Rey Sol podría muy bien regresar a su palacio de Versalles, simbolo fastuoso de la monarquía absoluta y de la grandeur francesa de los siglos XVII y XVIII. La cámara del rey, doñde el monarca se levantaba y se acostaba ante unas decenas de súbditos y cortesanos confundidos en reverencias, y la galeria de los espejos, que constituye el corazón del palacio, han vuelto a encontrar, en efecto, su aspecto original, al precio de un esfuerzo de diez años de trabajos financiados por el Estado francés y muchos mecenas, en su mayor parte extranjeros.

El presidente Valéry Giscard d'Estaing inauguró el lunes pasado estas dos grandes piezas del palacio, cuya restauración constituye la etapa principal de un plan de restablecimiento del conjunto del palacio, en el que se han gastado ya en estos dos lustros más de 140 millones de francos franceses (unos mil millones de pesetas).Esta restauración en curso deberá permitir que el palacio y todo el conjunto recobre su aspecto original; poco más o menos, el del Versalles del Rey Sol, muchos de cuyos detalles decorativos desaparecieron durante la Revolución Francesa. La galería de los espejos, de una longitud de 73 metros, cuyos diecisiete grandes ventanales dominan el castillo, sorprende al visitante por'sus proporciones armoniosas, sus espejos, su espléndido parqué y los techos, donde están representados los diecisiete primeros afios del reinado de Luis XIV. Pero hasta ahora, esta célebre galeria, donde Guillermo I fue proclamado emperador alemán tras el triuiifo de Prusia sobre Francia en 1871, o donde fue firmado el tratado de Versalles en 1919, al final de la primera guerra mundial, permanecía totalmente vacía.

Desde el pasado lunes ha recobrado su mobiliario, que, aunque no es de época, ha sido fiehnente reconstruido, así como veinticuatro intorcheras y veinte arañas luminosas, cuadros, taburetes y doce bustos de emperadores romanos. La restauración del cuarto del rey, donde murió Luis XIV en 1715, tras haber reinado en Francia durante 72 años, ha exigido esfuerzos consideables, en particular para la reconstitución de los tintes del magnificente lecho, ante el que se inclinaban los cortesanos de aquel tiempo, aunque estuviera vacío.

Han sido necesarios diez años de trabajo para reconstituir los tintes de tapicería, mediante tejidos a mano, tomando como modelo fragmentos de tapices originales, así como para los bordados, para los que se han utilizado hilos de oro.

Estos tejidos entintados fueron emprendidos por la iniciativa de un mecenas chileno, Arturo López, fallecido antes de ver la obra terminada. Además, mecenas americanos han financiado parte de los trabajos, a través de la Versalles Foundation. Por su parte, Florence van der Kemp, esposa del conservador jefe de Versalles, Gerard van der Kemp, ha obtenido que las sumas invertidas en la restauración de Versalles puedan ser deducidas de la declaración de impuestos en Estados Unidos por sus donantes.

El cuarto del rey, tal como hoy aparece, es un deslumbramiento de oro, que da al visitante una, impresión de riqueza aplastante. El mobiliario sólo representa uno de los dos decorados previstos por el Rey Sol -que utilizaba un lecho de invierno en terciopelo y otro de verano, de seda, en el cual falleció.

En el próximo mes de julio continuarán los trabajos de restauración en Versalles, tanto en la capilla real como en los antiguos apartamentos de los hijos de Luis XV, nieto y sucesor de Luis XIV.

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