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La contaminación del subsuelo obliga a evacuar un pueblo de Holanda

A partir del sábado, la periferia oeste de Lekkerkerk, una ciudad dormitorio de las afueras de Rotterdam, se convertirá en una ciudad fantasma. Huyendo de las emanaciones tóxicas del suelo. sus 871 habitantes abandonarán sus 268 casas que el Gobierno se ha comprometido a comprarles, junto con una escuela y un pabellón deportivo.Desde que este asunto ha sido revelado, los industriales del sector químico y los promotores inmobiliarios están avergonzados en Holanda. No transcurre una sola semana sin que se descubran nuevos depósitos anónimos de productos tóxicos.

Los habitantes de Lekkerkerk habían empezado a ser molestado hace algunos meses por persistentes olores. Con anterioridad, las canalizaciones de agua, hechas con plástico, no habían resistido a los disolventes escondidos en el suelo y había sido necesario sustituirlas por otras. La investigación de los poderes públicos ha puesto de relieve que barriles de tolueno, xilenio y benceno habían sido escondidos en el subsuelo de la ciudad.

Las primeras casas de la ciudad habían sido construidas hace tan sólo siete años. Procedentes, en su gran mayoría, de la periferia industrial de Rotterdam, sus nuevos habitantes estaban encantados del «aire puro del campo».

La urbanización está situada sobre aguas pantanosas que habían sido desecadas por una empresa privada. Esta, para realizar la obra en una plazo mínimo y al más bajo coste, había vertido todo lo que tenía al alcance de la mano, incluidos productos de los que los industriales de la región estaban deseosos de deshacerse.

Por ahora, los habitantes de Lekkerkerk han encontrado alojamientos provisionales con la ayuda de los poderes públicos. Aproximadaménte cuatrocientas pesonas se han instalado en caravanas o casas prefabricadas, y el resto, en viviendas tradicionales de la región.

El Gobierno, que ha ordenado que la evacuación esté acabada para el 31 de mayo, ha comprado todas las casas y ha ofrecido indemnizaciones, entre 680.000 y 1.100.000 pesetas a todos aquellos que estén dispuestos a renunciar definitivamente a la compra de su propiedad si el barrio fuese saneado algún día. Por de pronto, varias casas van a tener que ser derribadas, opinan las autoridades. Tirarlas es indispensable para poder recuperar los productos tóxicos. El ayuntamiento está buscando, hasta ahora en vano, un lugar para poder verter los productos tóxicos recuperados.

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En una veintena de localidades del país ha sido señalada la existencia de depósitos más o menos extravagantes que contienen, además del famoso tolueno, ácidos y metales pesados escondidos disimuladamente.

Una gran parte del territorio holandés se encuentra situado bajo el nivel del mar y ha sido necesario, para poder construir, drenarlo y rellenarlo. operación que ha permitido a ciertas industrias verter todo tipo de productos sospechosos. "Estamos pagando el precio del crecimiento económico», afirmaba el diario protestante Trouw.

Las autoridades, sin embargo, han reaccionado con determinación en el asunto de Lekkerkerk, cuyo nombre se ha convertido en símbolo de «malos olores» en el lenguaje popular, a pesar de que su significación literal sea de «iglesla deliciosa».

Love Canal

Por otra parte, ayer se conocieron nuevos detalles sobre el Sevesso norteamericano: la contaminación química del Love Canal, junto a las cataratas del Niágara. Una investigación del Parlamento del Estado de Nueva York ha revelado que los militares enterraron en la zona, en 1941, poco antes de que Estados Unidos entrara en la guerra, desperdicios químicos.Estos productos tóxicos fueron también arrojados en estados vecinos, afirman testigos presenciales. El Gobierno de Washington ha desmentido estas informaciones, aunque cerca de 250 familias ya han sido evacuadas de la zona.

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