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El Parlamento Europeo, decidido a resucitar el "dossier Adams"

Soledad Gallego-Díaz

El Parlamento Europeo parece decidido a revitalizar el dossier Adams, una historia que se remonta a 1975 y que ha costado la cárcel y la ruina a un súbdito maltés, Stanley Adams, quien, convencido partidario de la Comunidad Económica Europea, se arriesgó a proporcionarle los documentos que permitieron condenar a la multinacional suiza Hoffman-La Roche (fabricante, entre otros medicamentos, de los famosos Valium y Librium) por prácticas comerciales ilícitas.

Su gesto no le ha proporcionado más que amarguras: condenado por un tribunal suizo a un año de prisión por espionaje económico, se ha refugiado ahora en Italia, donde atraviesa grandes dificultades financieras, y todo ello sin que la CEE haya movido un solo dedo para protegerle.El tema ha vuelto a saltar a la palestra de la mano del belga Ernest Glinne, portavoz del Grupo Socialista en el Parlamento Europeo. Glinne imprimió un tono dramático cuando pidió a los diputados que aprobaran una resolución que obligue a la comisión de la CEE a concederle una indemnización y a pleitear con los tribunales suizos. «Para el interesado», dijo, «es cuestión de vida o muerte». Con rara unanimidad, y en medio de una fuerte ovación, el PE aprobó ambas peticiones, así como que la comisión solicite al Gobierno italiano que ayude en lo posible a Stanley Adams.

La actuación de la Comisión Europea no ha podido ser hasta el momento más insolidaria con su informador. En un primer momento anunció que le apoyaría y le resarciría por los perjuicios que su «espionaje» (Adams era empleado de la Hoffman-La Roche) le había reportado. Pero a los pocos días todas las promesas se habían desvanecido y los documentos del affaire rodaban de mesa en mesa y de despacho en despacho, sin que ningún comisario mostrara el menor entusiasmo.

Ha tenido que ser el Parlamento quien le recuerde su obligación moral para con el empleado maltés. La comisión jurídica del PE estima además que la sentencia del tribunal suizo supone una violación del acuerdo comercial que vine a este país y la CEE, y que existe una base jurídica sólida para pleitear y reivindicar la actuación de Adams. «Si la CEE no protege a sus informadores», afirmó un diputado, «nadie se arriesgará a suministrarnos los documentos necesarios para condenar a las empresas que no respetan nuestras normas comerciales».

La multinacional helvética es, por otra parte, «cliente habitual» de los tribunales internacionales. Además del affaire descubierto por Adams, la firma fue condenada en 1975 por un tribunal de Gran Bretaña a pagar una fuerte indemnización al Gobierno inglés, por considerar que cobraba un precio escandalosani ente alto por el Vallum y el Librium. Hoffman-La Roche es también la casa madre de la fábrica que causó el «desastre de Seveso», cerca de Milán.

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