Herido grave un directivo de Michelín de Vitoria al ser tiroteado por un comando de ETA Militar
A las ocho menos cuarto de la mañana de ayer, el turismo Seat 124 matrícula VI-2458-A, ocupado y conducido por Jesús Casanova Salazar, de 43 años, adjunto a la dirección de personal de la fábrica Michelín de Vitoria, fue tiroteado por dos individuos, resultando rotas las lunas del vehículo y alcanzado por cinco balas el conductor, aunque parece ser que ninguna de ella le afecta a órganos vitales. Según dictamen del hospital general de Vitoria, situado cerca del lugar del atentado, y donde ingresó el herido, dos impactos le alcanzaron en el rostro, produciéndole daños en la mandíbula, y otros tres en la región escapular y en el brazo. Su estado es considerado como muy grave. ETA Militar reivindicó el atentado por medio de un comunicado hecho público en la tarde de ayer.
La víctima de este atentado, natural de Alsasua (Navarra), casado y con dos hijos, reside en un barrio de la zona este de Vitoria, en la calle Santiago. Cuando fue alcanzado por los disparos se dirigía a la fábrica, ubicada en un polígono industrial al norte de la ciudad. El hecho de que, para hacer tal recorrido, se acercara algo al centro se debía a que pensaba recoger a un compañero. Antes de que lo hiciera, y casi en la confluencia de una estrecha calle, la de Juan II, con una arteria de bastante tráfico -sobre todo a las horas de entrada al trabajo-, se produjeron los hechos citados. Sobre la forma en la que tuvieron lugar hay varias versiones.Lo sabido es que, sobre las 7.40 de la mañana, cinco personas se apoderaron, a punta de pistola, de un coche de la misma marca que el del herido. El robo tuvo lugar a muy poca distancia del lugar de la acción, y el dueño del coche robado fue abandonado con la amenaza de que no diera parte hasta pasado un tiempo. Poco después de las ocho, este turismo apareció abandonado en las inmediaciones. Los hechos que ocurrieron en estos minutos no son conocidos con exactitud, ya que los supuestos testigos se contradicen. En cualquier caso, lo más verosímil es que tres de los atacantes siguieron al vehículo de la víctima en el coche robado y los otros dos se apostaron en el cruce de las calles citadas, y dispararon al paso del primero. Posteriormente, huyeron los cinco en un tercer coche.
No se conocen amenazas directas hechas a la víctima, aunque, por supuesto, en la estructura de la empresa es seguro que habrá sido objeto de avisos e insultos que, habitualmente, reciben una gran mayoría de los encargados y mandos intermedios de la fábrica Michelín-Vitoria, en la cual es ya conocida la dificultad que existe en el simple hecho de intentar una negociación colectiva. Hay que recordar que el año pasado, tras dos meses de conflicto, que se fue radicalizando progresivamente, el convenio colectivo se consiguió después del secuestro y la posterior liberación por un supuesto comando de ETApm del anterior director de la fábrica, Luis Abaitua.
Este año, después de sucesivas tensiones internas, la deliberación del convenio, iniciada a mediados de diciembre, quedó rota de hecho el 9 de enero, y la empresa aplicó una subida salarial del 17%, no pactada, y consideró que ya había dado contestación a temas de la plataforma social, como la organización y ritmos de trabajo y el horario, que son auténticos caballos de batalla de la conflictividad de Michelín. Desde entonces, la empresa ha hecho tres ofertas referentes al horario. El comité considera no negociables las propuestas por el hecho de que la empresa impone como condición intocable que el nuevo horario no debe afectar, como mínimo, a la jornada productiva semanal actual.
En esta rigidez de las partes hay que entrever la pugna latente desde el año pasado, en el sentido de que la fábrica intenta introducir un sistema casi continuo de producción -ya en las fábricas de Valladolid y Aranda se produce una quinta parte más por la introducción de un turno más de trabajo, llamado el «cuarto equipo». La fábrica insiste en que no es rentable ampliar sus instalaciones para obtener ese plus de producción, sino que hay que aumentar la productividad de las instalaciones.
Los trabajadores replican que Michelín tiene capacidad económica para invertir sin alterar los hábitos y ritmos de su plantilla.
A la cuestión laboral anterior hay que añadir la peculiar organización interna de Michelín, donde el sistema de disciplina es tan estrecho como en un taller pequeño, pero ampliado al nivel de una plantilla de 4.000 trabajadores. El comité elegido en 1978, y desde el principio enfrentado a la dirección, ha captado esta larvada insatisfacción que la masa de la plantilla tiene hacia el escalón de mando. Este factor viene siendo particularmente sensible y ha dado cohesión a una mayoría de trabajadores en las huelgas.
Pero -con más virulencia que el año pasado- viene dando origen a daños materiales y personales en todas las huelgas.
Este año se han hecho tres huelgas semanales por mes y, a partir de finales de marzo, una huelga semanal de un día de duración, todos los sábados. En todas ellas, unos 1.500 ó 2.000 huelguistas se han concentrado a la puerta de la fábrica, originándose fuertes tensiones con los doscientos o trescientos obreros no huelguistas. Reyertas, pedradas, coches incendiados han sido secuela habitual de estos hechos, mientras aproximadamente un millar de huelguistas paran, pero no toman partido. Pero, esto parece que no ha pasado con gran parte de los seiscientos jefes encargados y hasta administrativos, ya que, aun teniendo libreel sábado, han acompañado a los no huelguistas.
La dirección de Michelín Vitoria ha decidido efectuar un cierre patronal que durará hasta las seis de la mañana del próximo día 20. En un escrito en el que justifica esta medida,señala que «la dirección no puede aceptar que los empleados de la fábrica estén expuestos a parecidos peligros».
En la misma nota, la empresa plantea a los poderes públicos «la cuestión de saber si una empresa industrial, frente al problema de la batalla económica mundial, puede aún tener la esperanza de disponer de los medios para hacer vivir una fábrica en Vitoria».
Por otra parte, parece ser que el ejecutivo tiroteado había tenido un enfrentamiento verbaI con un trabajador, al que acusó de haberle amenazado de muerte y que posteriormente fue despedido.
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