UCD acusa al gobierno de la diputación de ineficacia y prácticas caciquiles
Enrique Castellanos, portavoz del grupo de diputados de UCD en la diputación provincial, dijo ayer, en el transcurso de una conferencia de prensa, que la gestión de la izquierda en dicho organismo no es ni nueva ni democrática. El señor Castellanos tuvo expresiones particularmente duras para los diputados comunistas, a quienes acusó de prácticas caciquiles y de orientar su actuación exclusivamente en beneficio de su propio partido.
El portavoz comenzó su exposición rechazando que la actividad desarrollada por la nueva corporación fuera «nueva, puesto que la gran mayoría de lo que la izquierda presenta como realizaciones estaban ya iniciadas en la etapa anterior; ni democrática, puesto que se ha marginado desde el principio al grupo mayoritario, además de que se ha nombrado digitalmente a demasiadas personas para práctica del presidente de utilizar el decreto presidencial para solventar temas que no han pasado ni por el pleno ni por las diversas comisiones informativas».El señor Castellanos expuso a continuación toda una serie de problemas que no se han resuelto, como es el caso de las residencias de ancianos de Villa del Prado y Navalcarnero, que, a su entender, están infrautilizadas; la carencia de una política de personal, la remodelación y adecuación de los centros sanitarios, con el agravante de que en la diputación no existían cortapisas económicas, dado que se entregó a la nueva corporación con un superávit de más de 1.000 millones.
Las prácticas irregulares -el portavoz ucedista empleó con insistencia la palabra fraude- se referirían al hecho de que muchos diputados de la izquierda están cobrando complementos por la plena dedicación, cuando siguen trabajando en sus empresas, en tareas municipales o en su propio partido. Mencionó el caso del diputado socialista Andrés Martínez, que ha cobrado un anticipo de 250.000 pesetas sin pasar por un pleno, mediante un decreto presidencial, o el servicio de seguridad contratado por Carlos Revilla, consistente en dos hombres que actúan de guardaespaldas y que cuestan a la diputación 300.000 pesetas mensuales.
Una de las grandes acusaciones consistió en la pretensión de la izquierda de intentar crear una diputación paralela, formada por sus diputados y una serie de consejeros o asesores contratados digitalmente en los últimos meses, por afinidades políticas, en los que se está concentrando todo el poder. Al socaire de estos hechos, el portavoz de UCD acusó a la izquierda de no trabajar ni preocuparse por la diputación, motivo por el que tienen que echar mano de los asesores.
Con los comunistas fue particularmente duro, hasta el punto de afirmar que las comisiones informativas dominadas por aquel grupo son las más conflictivas, ya que actúan exclusivamente en beneficio de su propio partido.
El señor Castellanos reconoció, sin embargo, que las comisiones de Hacienda y de cooperación han realizado una buena labor. En cuanto al balance ofrecido de su propio grupo, se autocriticó en el sentido de no haber sabido mantener mejores relaciones con la Prensa, como vehículo de denuncia de los problemas existentes, así como por no haber logrado convencer a la izquierda de la veracidad de los planteamientos de UCD. «No sé si porque no hemos sido convincentes o porque están sordos a todo lo que venga de nosotros». El señor Castellanos reconoció que tampoco UCD ha presentado nunca en la diputación alternativas de Gobierno o un programa global, y se ha limitado a hacer críticas puntuales que fueron siempre derrotadas, pero argumentó que tampoco la izquierda ha sido capaz de presentar un programa.
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