Fidel Castro anuncia un plan de defensa para hacer frente a la amenaza de EE UU
La elaboración de un plan para hacer frente a un eventual bloqueo naval o un minado de los puertos cubanos fue anunciada, el jueves por la noche en La Habana, por el presidente Fidel Castro ante una multitud de más de un millón de personas, congregada en la plaza de la Revolución con motivo de la Fiesta del Trabajo. Mientras, unos 3.000 barcos siguen desembarcando refugiados cubanos -unos 7.000 desde hace doce días- en las costas de Florida, especialmente en Cayo Hueso. Ayer, por la mañana, unos cuatrocientos cubanos, algunos de ellos heridos, se refugiaron en la sección de intereses norteamericanos en La Habana.
Aunque ante la multitud aglutinada en la plaza de la Revolución el jefe del Estado anunció la cancelación de la movilización del Ejército, vista para el 7 de mayo, en respuesta a la decisión del Pentágono de reducir drásticamente la envergadura de las maniobras militares en el Caribe y de anular el desembarco de 3.000 marines en la base de Guantánamo, situada en el extremo este de la isla, todos los oradores se esforzaron en demostrar en sus intervenciones que Cuba es una isla amenazada.Cuba, sin embargo, no está sola, y para demostrar su solidaridad con el régimen castrista figurarán en la tribuna principal además de las delegaciones de países socialistas, el primer ministro de Granada, Maurice Bishop, y el comandante Daniel Ortega, miembro de la Junta de Reconstrucción de Nicaragua.
Pero el gesto de buena voluntad del presidente Castro, la anulación de la movilización, será contrarrestado por una «marcha combatiente» del pueblo cubano, que protestará, el próximo sábado, ante la sección de intereses norteamericanos en La Habana.
Aunque el nombre del presidente Carter no ha sido pronunciado ni una sola vez por Fidel Castro, el presidente cubano recordó las amenazas de bloqueo naval formuladas por el aspirante republicano a la presidencia, Ronald Reagan, e hizo especial hincapié en la necesidad de elaborar un plan «para sobrevivir y resistir» un bloqueo total, sin hacer ninguna referencia a la ayuda que podría prestar la URSS.
Al referirse finalmente al espinoso tema de los refugiados que huyen a EE UU, el jefe del Estado cubano justificó la decisión de dejarles salir porque se trataba del «lumpenproletariado» y recordó que la revolución era «un acto libre y voluntario».
Amenaza a Estados Unidos
Tras evocar la «operación Camarioca», en 1966 -en el curso de la cual 20.000 cubanos abandonaron la isla-, Castro amenazó públicamente a EE UU y aseguró que lo había hecho también por la vía diplomática, con la apertura de un segundo puerto cubano, además de Mariel, para facilitar la huida de refugiados si Norteamérica continuaba su política de incitación a la salida ilegal del país.Por su parte, la Administración norteamericana se encuentra en una situación de lo más incómoda ante la afluencia de cubanos en las costas de Florida.
Parte de las 34 unidades de la flota norteamericana que debían participar en las maniobras recogerán, según las previsiones del Departamento de Estado, entre 18.000 y 40.000 refugiados.
Por último, la Agencia Federal de Control de las Urgencias ha convocado en Washington a los congresistas del Estado de Florida para estudiar las medidas a adoptar, en caso de que lleguen, en los próximos días, varias decenas de miles de refugiados.
En el terreno diplomático, la postura de EE UU aparece contradictoria. Preguntado sobre los motivos del rechazo norteamericano de discutir directamente con Cuba, Tom Reston, portavoz del Departamento de Estado, declaró que «el Gobierno considera conveniente efectuar consultas previas con los aliados latinoamericanos y con la sección de intereses en La Habana sobre la oportunidad de iniciar discusiones directas con Cuba».
El Departamento de Estado señaló que los países del Pacto Andino y Costa Rica han intentado que Cuba modifique su postura y acepte reanudar el puente aéreo entre La Habana y San José. Pero el mismo Departamento no cree que estas conversaciones den resultado. Por último, el Departamento de Estado ha reiterado, estos últimos días, su intención de sancionar severamente a los propietarios de barcos que transportan a refugiados cubanos, pero las autoridades de Florida se oponen a ello por considerar que las multas y el secuestro de embarcaciones originarán un tráfico clandestino mucho más peligroso.
En Washington, los círculos políticos creen que el comandante Fidel está a punto de conseguir su objetivo: transferir el problema de los refugiados a EE UU y poner a Carter en una situación tal que no tenga más remedio que abrir negociaciones bilaterales con Cuba.
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