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Amnistía Internacional denuncia la represión política en la URSS

Las autoridades soviéticas utilizan el hambre, los trabajos forzados y las drogas peligrosas para castigar a los disidentes encarcelados, según un informe publicado ayer en Londres por la organización Amnistía Internacional.

El texto, Prisioneros políticos en la URSS: su tratamiento y sus condiciones, de unas doscientas páginas, indica que desde 1975 hasta mediados de 1979 más de cuatrocientos personas han sido detenidas o, por lo menos, sus derechos civiles han sido limitados. Estos cuatrocientos casos se suman a los miles de presos políticos que ya en 1975 purgaban condenas.El derecho de expresión y asociación sólo existe para aprobar el punto de vista oficial, indica también la organización de defensa de los derechos humanos. Por discrepar con este punto de vista han sido castigados todos aquellos que critican la política oficial, intentan defender los derechos humanos, convocan reuniones rerigiosas no autorizadas, intentan salir del país o incluso intentan volver a su tierra natal dentro de la URSS, como fue el caso de los tártaros de Crimea. Amnistía Internacional añade que la ley es frecuentemente violada en el curso de los juicios.

Por ejemplo, según la ley sobre «la propaganda y la agitación antisoviética», nadie puede ser condenado sin que haya quedado demostrado que ha actuado con la intención de «minar» el sistema soviético o sin ser consciente de que difundía «mentiras difamatorias». El texto es ignorado por el tribunal, que sólo condena la expresión de una opinión discrepante.

La organización añade no tener conocimiento de ningún caso de absolución, por un tribunal soviético, de un acusado político o religioso. Pero lo peor, según Amnistía, es el internamiento psiquiátrico. Los acusados son arrancados de su lugar de trabajo e internados directamente, sin haber, en muchos casos, visto ni un solo psiquiatra. Según la ley vigente en la URSS, la enfermedad mental no justifica por sí sola el ingreso en un hospital psiquiátrico. Este sólo está justificado si el enfermo es «peligroso para sí mismo o para los demás». Pero los expertos no dudan en sustituir a este criterio su propia definición de la esquizofrenia. En este caso el delirio se caracteriza por una «actuación antisoviética».

Una vez hospitalizado en establecimientos que dependen directamente del Ministerio del Interior, los «enfermos son tratados con potentes drogas, cuyos efectos son peligrosos», y son golpeados por el personal médico y administrativo de los hospitales. En algunos casos, los golpes provocan la muerte.

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