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Felipe González expuso al Rey sus preocupaciones por la "crisis que atraviesa el país"

«He expuesto al Rey mis preocupaciones sobre la grave situación que atraviesa el país. El ha escuchado con interés y ha agradecido seria y sinceramente la información», manifestó el líder del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), Felipe González, sobre la audiencia que ayer por la mañana celebró con don Juan Carlos en el palacio de la Zarzuela. El encuentro tuvo una hora de duración y no estuvo relacionado con la remodelación ministerial.

Por la tarde, Felipe González explicó a los periodistas acreditados en las Cortes el contenido de lo que había transmitido al Rey, y señaló que la entrevista fue esencialmente de exposición, por su parte, aunque después se produjo un diálogo «abierto, directo y clarificador, acerca de cómo vemos cada uno los problemas planteados».Asimismo, el líder del PSOE señaló que no se debía conectar esta entrevista con la crisis de Gobierno, «que además de no ser de mi competencia es secundaria respecto al tema que yo llevaba: La crisis del país». También explicó que, a su juicio, este tipo de consultas del Rey deberían convertirse en algo acostumbrado, habitual, aunque esto no quiera decir que sean muy frecuentes, sino que sería el propio jefe del Estado quien debe juzgar a quién tiene que ver y cuándo debe hacerlo.

Según el secretario general de PSOE, el Monarca es receptivo a esta idea, que supondría el desarrollo del papel moderador que la Constitución atribuye a la Corona, «y que está por definir, aunque dada su complicación no puede regularse sino mediante la práctica».

También manifestó que el primer problema de interés tratado en la conversación fue el del juego de las instituciones, aunque sin descender a detalles. Como ejemplo de este apartado, el líder socialista puso el de quien asume el papel de presidente de Gobierno, y señaló que parece que lo hace Fernando Abril, que se enfrenta con la oposición, mientras Suárez hace consultas y otras tareas que podrían parecer más propias de un presidente de República.

En cuanto al contenido de su mensaje al Rey, Felipe González manifestó que había expresado sus preocupaciones acerca de los problemas de la construcción del Estado, de la economía y de la situación internacional, entre otros, junto a la sensación de distanciamiento del pueblo respecto a las instituciones.

El líder socialista manifestó que, a su juicio, se echa en falta un proyecto político que contemple dotar de eficacia y transparencia a un Estado aún muy burocrático. En el tema de las autonomías, mostró su criterio de que no debe haber discriminación entre comunidades, ni tampoco concebirse la estructuración autonómica como un enfrentamiento de la periferia con el centro, sino como el reequilibrio de dos poderes: el central y el autónomo. Los ritmos deberían ser rápidos en cuanto a la institucionalización y más lentos en cuanto al traspaso de competencias, éste regido por un «planteamiento serio».

En el campo económico resaltó ante el Rey las consecuencias sociales de la crisis, ya que el paro va a provocar en la sociedad más tensiones de las que hay, al mismo tiempo que hace perder credibilidad en las instituciones, aunque no hay que dejar de lado la importancia de la lucha contra la inflación. También mostró al Rey la necesidad de que, ante los conflictos internacionales, España tenga un papel, un proyecto definido, en lugar de estar al albur de las presiones, y también se refirió a los problemas específicos de España, como la integración en Europa y las relaciones con los países al sur de la Península.

«Falta un proyecto político que agrupe todo esto», agregó Felipe González, «que debe ir complementado con la voluntad política de llevarlo adelante, más dos cosas: un apoyo parlamentario sólido, de modo que no haya que negociar cada ley, porque esa negociación es la misma negación del proyecto, y el apoyo social necesario, es decir, la identificación de la sociedad con esa voluntad conseguir esa base social es la principal responsabilidad de un Gobierno».

Al ser preguntado sobre el significado de esa necesidad de «apoyo parlamentario sólido» en el sentido de si el PSOE estaría dispuesto a darlo, Felipe González insistió en que no se trata de este problema, sino de que «haya un proyecto político, económico y social, y después se vería cuántos diputados estarían dispuestos a apoyarlo».

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