"Hay que detener la intervención de la URSS en el mundo", afirma Kissinger en Madrid

Henry Kissinger, ex asesor del ex presidente Nixon para Asuntos de Seguridad y ex secretario de Estado con Gerald Ford, afirmó ayer en Madrid que «es imperativo poner fin a la intervención geopolítica de la Unión Soviética en todo el mundo,» y que Moscú demuestre que está preparada para establecer unas reglas de conducta para la distensión, antes de celebrar la Conferencia de Madrid sobre la Seguridad y Cooperación en Europa, prevista para este otoño en la capital española.

El profesor Kissinger, en una rueda de prensa, que contó con amenaza de bomba incluida, y en una conferencia y coloquio posteriores con empresarios, organizada por la Asociación para el Progreso de la Dirección (APD), fustigó la falta de reacción europea ante los avances soviéticos y cubanos, pidió un rearme sustancial para equilibrarse con la URSS, afirmó que no basta con una diplomacia inteligente, «como creen los europeos» y, finalmente, admitió que se había equivocado en sus juicios sobre la evolución política española.Kissinger pintó un panorama internacional sombrío, y dijo que si él fuera europeo «estaría aterrorizado» si EE UU no reaccionara ante la invasión soviética de Afganistán -donde Moscú, afirmó, ha empleado gases y tácticas genocidas-, independientemente de que sea correcta la acción adoptada por Carter.

Para Kissinger, su país tiene que demostrar ahora que merece la pena ser amigo de Norteamérica y que puede ser peligroso no serio. Reconoció que Occidente carece de un análisis y una definición comunes de la actual crisis internacional y de a dónde «queremos ir».

Kissinger defendió la permanencia del rey Hassan en el trono de Marruecos. «No podemos sentarnos a ver a un amigo detrás de otro destruido, que está siendo atacado», dijo, «por guerrillas armadas por los soviéticos. Si gana el Polisario en el Sahara, al que tachó de comunista, habría inestabilidad en Marruecos y podría influenciar negativamente en España», añadió.

El ex secretario de Estado fue bastante apocalíptico en su visión de Centroamérica, donde EE UU se deshace de regímenes totalitarios sin saber -explicó- cuál es la alternativa democrática. Afirmó que una «fracción totalitaria radical» se ha hecho con el poder en Nicaragua. Kissinger estimó que El Salvador puede seguir el mismo camino, y que este «dominó» podría afectar a Costa Rica e incluso repercutir sobre México.

Henry Kissinger admitió que «quizá en conversaciones privadas» aunque ahora no lo recuerdo, «la Administración Ford, de la que él formaba parte, aconsejó al Gobierno Arias, en 1975, no legalizar al Partido Comunista de España. «Yo pensaba que no había que hacerlo», dijo Kissinger en una rueda de prensa, «pero esto ahora no tiene importancia; ustedes lo hicieron y su evolución política ha tenido un éxito extraordinario».