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Pugna entre sectores políticos opuestos del Ejército boliviano

La presidenta boliviana, Lidia Gueiler, se enfrentaba ayer a una de las más delicadas disyuntivas de su vida política, provocada por la enérgica exigencia de la guarnición de Miraflores, en La Paz, de que el actual comandante en jefe del Ejército, Rubén Rocha Patino, fuera sustituido por el general Luis Garcia Meza.El primero de los citados oficiales representa el ala más progresista del Ejército boliviano y es abierto, partidario de que el proceso institucional que debería culminar con las elecciones presidenciales, del 29 de junio termine felizmente con el definitivo regreso de los civiles al poder. El general García Meza, por el contrario, es un conocido ultraderechista, que colaboró abiertamente con el coronel Alberto Natusch, autor del golpe de Estado que derrocó al Presidente Walter Guevara Arce, el 1 de noviembre del año pasado.

La maniobra de los oficiales que exigen la comandancia general de Luis García Meza parece encaminada a condicionar, de antemano, los resultados de las elecciones generales del 29 de junio. Con un militar ultraderechista al mando de las fuerzas armadas es más fácil intuir la posibilidad de un fraude generalizado en los comicios, que colocaría a Bolivia nuevamente al borde del abismo político y social.

Como en ocasiones anteriores, cuando el camino hacia la democracia se ha visto amenazado, la Central Obrera Boliviana (COB) ha reaccionado con prontitud.

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