Organizaciones populares de izquierda declaran la guerra a la Junta salvadoreña
Las primeras convulsiones políticas derivadas del asesinato de monseñor Oscar Arnulfo Romero, arzobispo de San Salvador, ya se han materializado, añadiendo puntos de dramatismo y confusión a la crisis que vive el país. Mientras la Junta de Gobierno hace constantes llamamientos a la ciudadanía para que se conserve la concordia y se trabaje por la paz, en la oposición se considera ya desatada abiertamente la guerra contra el poder.
La Coordinadora Revolucionaria de Masas, entidad unitaria que agrupa a cuatro organizaciones populares de izquierda, afirmó a mediodía de ayer que se consideraba en guerra formal contra la Junta de Gobierno, con el objetivo básico de derrocar a las actuales autoridades y sustituirlas por un Gobierno de amplia participación. En contradicción con esta dramática declaración, el secretario general del Bloque Popular Revolucionario, Juan Angel Chacón, afirmó que las organizaciones populares«mantendrían la serenidad» y que «no caerían en la trampa de la provocación», como calificó el asesinato de monseñor Romero.Lo que sí ha comenzado a sentirse es la huelga general de cuatro días convocada por la Coordinadora Revolucionaria de Masas para manifestar la repulsa popular por el magnicidio. En numerosas fábricas, sobre todo en el cinturón industrial de la capital, los trabajadores han suspendido labores. La huelga no afecta, por el momento, a los servicios de transporte público ni al suministro de energía eléctrica.
La impresión producida en el seno del Gobierno por la muerte del arzobispo se ha materializado, según los rumores circulantes, en una nueva división en el seno de la Democracia Cristiana, que comparte el poder con los militares que en octubre pasado derrocaron al general Carlos Humberto Romero.
Según dichas versiones, se ha producido la dimisión del ministro de Economía, Oscar Menjíbar, y del subsecretario de Agricultura, responsable de la reforma agraria, ingeniero Villacorta. Ambas personas no están ya en El Salvador, de acuerdo con las fuentes. Se habla también de la renuncia de otros dos ministros, sobre cuyos nombres se mantiene hermetismo. La Junta de Gobierno no se ha pronunciado sobre dichos rumores.
Como razón fundamental de la dimisión de Menjíbar, además de la ideológica (parece que el titular de Economía comparte la posición de Héctor Dada y Rubén Zamora de que la Democracia Cristiana no debe permanecer en el Gobierno ni un minuto más), se cita la cada día más quebrantada situación económica de este país. La fuga de capitales y el acaparamiento de monedas extranjeras ha producido una ausencia total de divisas, por lo que las importaciones han debido ser suspendidas. Se aventuran, a corto plazo, graves escaseces de productos de primera necesidad.
Mientras el arzobispado prepara el programa de los funerales por el alma de Oscar Arnulfo Romero, que han de celebrarse el próximo domingo, el desfile de fieles ante los restos del arzobispo asesinado, expuestos en la catedral metropolitana, es constante. Con un silencio y un recogimiento sobrecogedores, más de 100.000 personas han desfilado ya por la nave central del templo, y se espera que lo hagan por lo menos otras 300.000 en los próximos días. Mucha gente ha venido desde puntos alejados de la capital para rendir el último homenaje al obispo de los pobres.
Siguen llegando numerosos testimonios de condolencia y anuncios de participación en las honras fúnebres. Nicaragua decretó oficialmente tres días de duelo nacional. La Internacional Socialista, reunida en Santo Domingo, envió un telegrama de repulsa. También lo ha hecho el
Ministerio español de Asuntos Exteriores, en unos términos que han sido aplaudidos por dirigentes políticos salvadoreños.
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