Inquietud en el PNV ante el desinterés del Gobierno por negociar el contenido de varias leyes
Diecisiete días después de la celebración de las elecciones al Parlamento vasco, y a pesar del pretendido interés del partido del Gobierno por iniciar un acercamiento al PNV, los repetidos intentos del portavoz de este último partido para hacer posible el inicio de conversaciones entre ambos, que posibiliten el regreso de los nacionalistas al Parlamento español, como paso previo a la anunciada entrevista Suárez-Garaikoetxea, han recibido únicamente el silencio, por toda respuesta. La actitud del Gobierno preocupa seriamente al PNV, que en la asamblea nacional que celebrará el próximo sábado en Pamplona podría delegar en el Euskadi Buru Batzar para que éste adopte las medidas de fuerza necesarias para forzar al partido del Gobierno a que restablezca el diálogo y la negociación.
Al conocerse el resultado de las elecciones parlamentarias vascas, en el que el PNV obtuvo una victoria aplastante, el presidente Suárez envió un telegrama a Carlos Garaikoetxea en el que le felicitaba por el triunfo de su partido y se prestaba a posibilitar la colaboración intensa entre las instituciones vascas y el Gobierno. Días más tarde, Adolfo Suárez y el lendakari vasco mantenían una larga conversación telefónica, de la que trascendió el deseo mutuo de lograr un acercamiento para soslayar así las diferencias que, fundamentalmente en lo que hace a leyes orgánicas, existen entre ambos y que, en definitiva, movieron a los nacionalistas a abandonar el Parlamento español el día 18 de enero.Así las cosas, Carlos Garaikoetxea anunció que de la conversación telefónica había surgido la iniciativa de una entrevista entre ambos líderes que el presidente del PNV supeditaba, sin embargo, «a que en otras instancias se aclaren algunos asuntos que tenemos que tratar». Se refería concretamente el lendakari a una negociación entre los portavoces del Gobierno y del PNV encaminada a satisfacer las exigencias planteadas por los nacionalistas para un eventual retorno a la Cámara legislativa española. A tal efecto se encargó a Marcos Vizcaya, portavoz del grupo vasco, para que contactara con el ministro de la Presidencia, José Pedro Pérez Llorca.
Las gestiones, y fundamentalmente las llamadas telefónicas que el diputado Vizcaya ha realizado desde hace diez días con el fin de fijar con Pérez-Llorca las bases de esas negociaciones previas a la entrevista Suárez-Garaikoetxea, únicamente han recibido por contestación el silencio. Concretamente, el pasado lunes Marcos Vizcaya realizó un último intento para contactar con el ministro de la Presidencia, quien se excusó, para no concretar nada, en la urgencia por asistir a una reunión de la Comisión Permanente. La promesa de una llamada telefónica al final de la jornada o al día siguiente no ha sido cumplida. Este extremo, al igual que las dificultades por contactar con el Gobierno, fueron ayer confirmadas a EL PAIS por el propio Marcos Vizcaya.
El diputado nacionalista aseguró que en su partido existe preocupación por la actitud del Gobierno, que consideran inexplicable, tanto más cuanto que aquél había dado muestras de querer propiciar un acercamiento al PNV, tras la celebración de las elecciones.
Fuentes nacionalistas de toda solvencia manifestaron ayer a nuestro periódico su temor de que el partido del Gobierno esté congelando los contactos con el PNV, en un intento por llegar previamente a acuerdos con Convergencia i Unió, con el fin de dividir a los dos partidos nacionalistas en el poder y evitar así el pacto entre ambos, encaminado quizá, a la creación de una especie de frente común para lograr el más amplio desarrollo de los respectivos Estatutos.
Las mismas fuentes calificaron de «irracional» la actitud de UCD, que, en su opinión, tras la derrota sufrida en las elecciones al Parlamento vasco y el triunfo aplastante obtenido por el PNV (con una población que mayoritariamente ha apoyado su política en Madrid) debiera haber sacado una lección de ambas circunstancias que le tendrían que haber movido a variar su posición inflexible con respecto a las exigencias que en torno al contenido de ciertas leyes orgánicas plantea el PNV para su regreso al Parlamento español.
«No volveremos a las Cámaras», señaló ayer Marcos Vizcaya a EL PAIS, «hasta que no se nos den las garantías suficientes de que las leyes orgánicas en trámites previos a la aprobación no van a recortar el Estatuto vasco.»
Dichas garantías, que son las que Marcos Vizcaya debe negociar con el ministro de la Presidencia como paso previo a la entrevista entre Suárez y Garaikoetxea, se concretan en modificaciones a una serie de leyes orgánicas. Fuentes nacionalistas han concretado dichos retoques en la adición de una cláusula de salvaguardia al Estatuto vasco en lo que hace a las leyes orgánicas de financiación de comunidades autónomas, de policía autónoma y en la variación del contenido de algunos artículos de las leyes de Autonomía Universitaria, Seguridad Ciudadana y Tribunal de Cuentas.
No se descarta en este sentido que la propia Asamblea Nacional o el Euskadi Buru Batzar, por encargo de aquélla, estudie una serie de medidas de presión frente al Gobierno central para obligar a aquél a replantearse sus relaciones con el PNY.
El posible endurecimiento de las posturas nacionalistas frente al Gobierno central estaba ya apuntado en sendos comunicados que el Euskadi Buru Batzar hizo público con antelación y posterioridad a la decisión de abandonar el Parlamento español y congelar su actividad en el CGV.
El día 3 de enero, el órgano directivo del PNV, al anunciar que el partido se opondría frontalmente a cualquier recorte directo o indirecto del Estatuto por vía de leyes orgánicas, señalaba: «A tal efecto hemos estudiado una serie de medidas, incluida nuestra estrategia en relación con las institucíones del Estado y del País Vasco, en las que mantenemos o tenemos prevista una presencia activa que podría someterse a revisión drástica.»
Quince días más tarde, el Euskadi Buru Batzar acordaba la retirada del partido del Parlamento español. En el comunicado en que anunciaba esta decisión, el EBB decía: «El PNV confía en el diálogo y la negociación para restablecer cuanto antes las expectativas esperanzadoras del futuro autonómico, que no debieran de haberse enturbiado por las causas apuntadas, y en lodo caso adoptará en la nueva fase autonómica, y más en concreto en las nuevas instituciones del País Vasco, la estrategia adecuada para defender un desarrollo del Estatuto libre de recortes.»
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