El referéndum de lsodel recrudece las tensiones entre CCOO y UGT

El plan de viabilidad de la empresa Isodel Sprecher presentado por la dirección a los trabajadores ha originado una pugna sindical entre las secciones de CCOO y UGT, que pone en peligro la celebración del referéndum convocado para mañana por esta última central en las dos factorías que la empresa tiene en Madrid, consulta de la que podría depender la supervivencia de la misma, según su consejero delegado, Juan Miguel Romeo.

Se trata de un plan a cinco años (véase EL PAIS de ayer), por el que la dirección se compromete a obtener beneficios en 1982 y a dejar nivelado el cash-flow (beneficios más amortizaciones) un año antes, cuando las deudas actuales de la empresa se elevan a 2.800 millones de pesetas. La propuesta de la dirección pasa por una reducción progresiva de plantillas (un 30% de los trabajadores), la transformación a cero del capital social y una ampliación del mismo en 1.400 millones de pesetas; a las entidades financieras acreedoras le supondrá la conversión en capital de su deuda o la aceptación de aplazamientos hasta 1993; los bancos socios deberán conceder, junto con la Administración, un crédito extraordinario de 1.100 millones en 1981, y la Administración deberá aceptar igualmente el aplazamiento de las deudas contraídas con Hacienda y la Seguridad Social y apoyar a Isodel en el mercado, frente al dumping internacional. Los trabajadores se comprometerían, según este plan, a jubilaciones anticipadas, reducciones de jornada, movilidad en los puestos de trabajo, no existencia de conflictividad laboral interna durante los cinco años de vigencia del plan y a que este año sus salarios no subirían más del 10% (posteriormente se negociaría el incremento en base a la marcha de la producción y del mercado). Se prevé igualmente el cierre de la factoría de Coslada.UGT, realizadas las pertinentes gestiones por miembros de su ejecutiva y del PSOE ante los bancos propietarios y acreedores (Banesto y Bandesco), Administración (Industria, Hacienda y Seguridad Social), ante la propia empresa y el grupo CHECK (la consultora que ha preparado el plan de viabilidad), consideró esta alternativa como una oferta límite para la supervivienda de la empresa y propuso a los trabajadores la celebración de un referéndum para definirse sobre ella (los trabajadores habían recibido previamente en sus domicilios una carta del consejero delegado, señor Romeo, en la que se decía que era la última propuesta -comunicada anteriormente al comité- y que correspondía a la parte social decidir el futuro de la empresa).

Esta propuesta de referéndum cuenta también con el apoyo de la Asociación Independiente de Trabajadores de Isodel (AITI) y de los independientes, según informa UGT, lo que supone una mayoría absoluta respecto de toda la plantilla (1.200 trabajadores). Por el contrario, CCOO lo considera coactivo y entiende que aún no están agotadas las vías de negociación. Así, los grupos sindicales partidarios solicitaron permiso de la dirección para celebrar el referéndum mañana, lunes; acto que estaría sancionado por un notario y un interventor de la Delegación de Trabajo (ayer, a última hora, sus nombres estaban aún sin confirmar).

Aunque el referéndum ha sido convocado por UGT, CCOO lo considera como una maniobra impositiva de la patronal, a quien achaca un planteamiento coactivo en la carta enviada por el señor Romeo a los trabajadores. CCOO asegura que su contraoferta es perfectamente negociable y que. de ningún modo están cerradas las vías de diálogo. Considera que no está en peligro el futuro de la empresa, porque los trabajadores, previa la negociación solicitada, están dispuestos a aportar los esfuerzos necesarios para sacarla adelante. Miembros del comité de empresa afiliados a CCOO (esta central cuenta con diecinueve de los 33 miembros del comité de empresa) manifestaron ayer a EL PAIS que no están en contra del referéndum, siempre que previamente se negocien sus condiciones. CCOO acepta las reducciones de plantilla si antes se tienen en cuenta las reducciones voluntarias en los contratos de trabajo, jubilaciones voluntarias, excedencias prirnadas y permisos no retribuidos. También acepta las reducciones de jornada, siempre que éstas se hagan en base a las necesidades reales de producción (pedidos y facturación). No aceptan la desaparición inmediata de la factoría de Coslada por considerar que es necesario un relanzamiento de la industria de aparatos eléctricos de baja tensión. Salarialmente solicitan para este año un incremento del 15,8 %, que podría reconsiderar si la empresa se compromete a recuperar progresivamente la capacidad adquisitiva perdida por los trabajadores en los primeros años.

Estas diferencias entre UGT y CCOO respecto al referéndum de mañana ha originado enfrentamientos verbales (incluida alguna agresión de poca importancia) entre sus líderes en los últimos días, y puede suponer algo más que la simple «no celebración» de una consulta en las urnas. Mientras los últimos manifestaron ayer a EL PAIS que harán todo lo posible para que no llegue a materializarse, los primeros aseguraban que «se celebraría por encima de todo».