Don Juan Carlos: "La CEE es una opción irrenunciable para España"
Don Juan Carlos y doña Sofía llegaron al mediodía de ayer a Copenhague, en la primera visita oficial de un jefe de Estado español a Dinamarca. En la cena de gala ofrecida anoche por la reina Margarita, en honor de los Reyes de España, no faltó una alusión admirativa de la soberana danesa al «valor y destacada personalidad» de don Juan Carlos para estar «a la cabeza de España durante estos años», en los que «se ha realizado la transformación de las instituciones políticas españolas e iniciado la democratización de la sociedad española».
El Rey, por su parte, se congratuló por la oportunidad que esta visita le depara de «profundizar en el conocimiento personal de la realidad política de una nación, Dinamarca, que ha organizado su sistema socio-político de acuerdo a los mismos principios en los que los españoles han querido basar su convivencia: la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político».Los discursos del Rey español y la reina danesa, a los brindis de la cena citada, celebrada en el palacio de Christiansborg, estuvieron, por lo demás, llenos de mutuas palabras amables y de alusiones a las diferencias históricas, al acercamiento presente y al futuro común de ambos países en la Comunidad Económica Europea (CEE). La reina Margarita destacó la positiva contribución española al desarrollo de la CEE y a las «nuevas dimensiones valiosas» que le aportará nuestro país, «gracias a sus relaciones especiales con los países de Latinoamérica y Africa».
Don Juan Carlos expresó el aprecio español al apoyo danés para la incorporación española a la CEE, «opción irrenunciable para España». El Rey señaló la afinidad de Dinamarca y España, «situados en la entrada de dos de los mares interiores más importantes del mundo, el Báltico y el Mediterráneo. Tienen, quizá por ello», dijo, «una historia vibrante y en ocasiones conflictiva. Nuestros dos pueblos, sin embargo, proclaman hoy, con firmeza, el respeto absoluto a una política de no agresión y la búsqueda incesante de la paz». Se refirió a la compleja situación internacional y a «las incertidumbres y temores de la hora actual», que ensombrecen el universal anhelo de paz. «La paz es, sin embargo, el resultado de un proyecto y de un quehacer y por eso la construcción de condiciones de paz, tanto en el plano de la convivencia interna como en su dimensión internacional, exige un renovado y permanente esfuerzo en búsqueda de reconciliación y diálogo, cooperación y entendimiento, presupuestos de la verdadera paz y sin los cuales ésta no es posible.»
Tras asegurar que la distensión sigue siendo factible y expresar «la necesidad de mayor justicia social internacional», don Juan Carlos dijo: «La primera y mayor amenaza a la paz radica, hoy como ayer, en no creer en el hombre, en la libertad y dignidad de todo ser humano. Son quienes no creen en los fines humanos del poder, quienes anteponen la fuerza a la negociación como instrumento de cambio, quienes hacen prevalecer la violencia sobre la cooperación como cauce de solidaridad.»
La reina Margarita recordó, por su parte, el papel alterno como aliados y adversarios desempeñado por España y Dinamarca a principios del siglo XIX, durante las guerras de Napoleón, y la fuerte impresión producida sobre la población danesa por «aquellos soldados de ojos negros, provenientes del sur, con su conducta exótica y vivaz».
Criticas al régimen anterior
Margarita de Dinamarca hizo una velada referencia a la etapa franquista cuando dijo: «Durante un período demasiado largo, diferentes concepciones de valores políticos fundamentales pusieron límites para las relaciones entre nuestros países. Con la subida al trono de Vuestra Majestad, hace poco más de cuatro años, se inició, sin embargo, una nueva era en la historia del pueblo español.» Las palabras de doña Margarita trasladaron, con delicadeza, a los manteles del palacio de Christiariborg unos sentimientos que han estado presentes en los medios de comunicación social daneses en los últimos días. Una hora antes de que se celebrara la cena, el programa Ak-tuel de la televisión danesa dedicó 45 minutos al «camino de España hacia la democracia». En la emisión, que repetía otra idéntica del fin de semana,junto a entrevistas al historiador Ramón Piñeiro, al ministro Leopoldo Calvo Sotelo y al secretario general de UGT -en Dinamarca gobiernan los socialdemócratas-, Nicolás Redondo, aparecían encuestas realizadas en barrios de Madrid y en zonas rurales de Galicia, de evidente contenido crítico hacia la situación española. Mayor carga crítica ofreció el programa emitido en la noche del domingo por la TV danesa bajo el título El aprendiz de dictador que se convirtió en demócrata, con alusiones a los cinco fusilamientos producidos en septiembre de 1975.
El avión de las Fuerzas Aéreas españolas aterrizó en el aeropuerto de Kastrup a las 12.15 horas. Al pie de la escalerilla del avión, don Juan Carlos y doña Sofía, a quienes acompañaban el ministro de Asuntos Exteriores, Marcelino Oreja, y su esposa, fueron recibidos por la reina Margarita y su esposo, el príncipe Henrik. Don Juan Carlos besó la mano de doña Margarita, mientras que el príncipe Henrik besó en la cara a la Reina de Espana, mientras la banda de la guardia de húsares interpretaba los himnos de ambos países. Seguidamente, don Juan Carlos, que vestía de paisano, pasó revista, junto a la reina danesa, a una compañía de honores, que vestían vistosos uniformes en los que destacaban los colores rojo y blanco de la bandera de Dinamarca.
Tras saludar a las personalidades danesas y españolas, don Juan Carlos y doña Margarita, en un Rolls de la casa real danesa, y doña Sofía y el príncipe Henrik, en otro, se dirigieron al palacio de Fredensborg, a unos cuarenta kilómetros de Copenhague, lugar de residencia veraniega de la reina danesa, pero que desde febrero habita, a causa de las obras que se realizan en el palacio de Amalienborg, de Copenhague. A la llegada a la población, unas cien personas aguardaban a la comitiva.
Los actos más importantes de la jornada fueron la cena de gala y la representación en el teatro real del ballet La Sílfide, con asistencia de las dos parejas reales y transmitido en directo por la TV danesa. Previamente, los Reyes de España recibieron a los representantes de la prensa danesa y al cuerpo diplomático acreditado en Copenhague.
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