Suárez recorre los pueblos tarraconenses pidiendo el voto para UCD
Adolfo Suárez, presidente del Gobierno, inició ayer su gira electoral a Cataluña en apoyo de las candidaturas de su partido -UCD- a las elecciones al Parlamento catalán, que se celebrarán el próximo jueves. Desde las dos y media de la tarde hasta casi la medianoche, el señor Suárez recorrió pueblos, visitó sedes de UCD y pronunció pequeños discursos de trámite, además de pasear por las calles y de recibir saludos, abrazos, besos y regalos de los habitantes del Alt Camp y el delta del Ebro, en la provincia de Tarragona.
El señor Suárez, que invirtió menos de veinticuatro horas en hacer campaña de UCD en las pasadas elecciones del Parlamento vasco, permanecerá en Cataluña hasta el próximo martes, día final de campaña, donde recorrerá las cuatro provincias y visitará más de una treintena de pueblos, en los que los militantes de UCD han preparado recibimientos que hacen recordar los que se preparaban a los gobernadores civiles. La presencia del señor Suárez en la calle, con una campaña «a la americana», intenta mejorar la imagen pública del presidente a nivel estatal, especialmente en Cataluña, toda vez que ni en el referéndum andaluz ni en las elecciones de Euskadi andaluces y vascos pudieron ver al presidente del Gobierno en directo.El avión presidencial, un Mystere de la Subsecretaría de Aviación Civil, aterrizó a las 14.30 horas en la zona militar del aeropuerto de Reus. Allí, el señor Suárez fue recibido por las primeras autoridades civiles y militares de la provincia, así como por Antón Cañellas. Durante toda la tarde de ayer, el señor Suárez recorrió una decena de pueblos, entre los que figuran Valls, Amposta, Tortosa, San Carlos de la Rápita y Reus. En Ametlla de Mar, pequeño pueblo de pescadores, el presidente Suárez se dirigió a los vecinos desde la lonja del, puerto para asegurar; al igual que hiciera en todas las demás intervenciones, que Cataluña se ha caracterizado siempre por su cordura política.
Adolfo Suárez pidió el voto para los centristas como hombres capaces de gobernar, no estrictamente políticos, sino muy enraizados en los problemas de su tierra, que propugnan una política interclasista y una economía de mercado. Al final de su discurso, un onubense que constantemente habla exhibido una bandera andaluza en la que se decía «Andalucía vota sí», gritó «Viva Andalucía y viva Cataluña», gritos que el presidente repitió a continuación. También se vio en el acto una pancarta, la única, en la que se leía: «Non folem cap miclear» (no queremos ninguna nuclear), refiriéndose a las centrales cercanas de Ascó y Vandellós.
Amposta, otro de los pueblos visitados, en el que el presidente habló a los vecinos desde el balcón de la sede centrista, estaba materialmente inundado de propaganda de UCD.
Durante su intervención en un discurso breve improvisado en los locales de la Cámara Arrocera del Tebre, el señor Suárez pidió el voto a centristas, «porque nos jugamos algo más de lo, que se pueda ver desde una óptica puramente local. De Cataluña ha emanado siempre el imperio del sentido común para consolidar un sentido democrático de convivencia ».
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