La huelga
«Muchos barceloneses padecieron ayer las consecuencias de la huelga del transporte público. Les tocó a ellos pagar el conflicto: en unos casos, andando; en otros, recurriendo al transporte privado inhabitual o a los caros taxis en una ciudad cuyo tráfico era un desesperante puré de patatas espeso. (...)Un sindicato mayoritario, como es Comisiones, tiene obligaciones importantísimas por el mero hecho de serlo. Obligaciones que, en este caso, se deben traducir en responsabilidades. O el mundo laboral reserva el arma de la huelga para cuando sea absolutamente indiscutible e imprescindible, o el mundo laboral seguirá dando argumentos a quienes nos han tenido apretados con un puño durante cuarenta años con la excusa de que éramos ingobernables.
5 de marzo
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