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Nuevos rumores de golpe derechista en El Salvador

Nuevamente circularon el martes rumores sobre un posible golpe de Estado derechista para las próximas horas, en el cual participarían sectores que no están de acuerdo con los cambios estructurales que impulsa la Junta Revolucionaria de Gobierno, dentro de la proclama de las fuerzas armadas emitida el 15 de octubre del año anterior.

En esa fecha, el Ejército se hizo cargo del poder tras sacar del mismo al general Carlos Humberto Romero, bajo cargos de tolerar la corrupción y violar los derechos humanos.El 25 de febrero de este año se conoció en los diversos medios la frustración de un golpe de la misma tendencia del que hoy se rumorea, el cual se iniciaría con una huelga general, auspiciada por grupos económicamente poderosos y opuestos a los cambios.

El presidente del Partido Demócrata Cristiano, José Napoleón Duarte, podría ser el sustituto de Héctor Dada Irezi, quien dimitió en la noche del martes como miembro de la Junta Revolucionaria de Gobierno que ejerce el poder en El Salvador. Dada, considerado por los observadores como el más político de los cinco integrantes de la junta cívico-militar, explicó que su dimisión se debía a «cansancio».

La salida de Héctor Dada del Gobierno salvadoreño pone al descubierto públicamente la profunda crisis que divide al Partido Demócrata Cristiano.

Los dirigentes del ala progresista de la Democracia Cristiana han insistido en la imposibilidad de llevar a cabo las reformas estructurales que El Salvador demanda en las actuales circunstancias.

Han señalado además que el verdadero poder no reside en la Junta de Gobierno, sino en el Ministerio de Defensa y en las direcciones de la guardia y la policía nacionales. Las críticas por la permanencia de la DC en el poder se hicieron especialmente duras a raíz de la violenta desocupación de la sede del partido, tomada por las Ligas Populares 28 de Febrero (realizada con absoluto desprecio hacia familiares cercanos de dos miembros del Gobierno, rehenes en dicha sede, y del asesinato del procurador general de la República, Mario Zamora, reivindicado por un grupo ultraderechista).

Todas estas circunstancias han influido, sin duda, en la decisión de Héctor Dada, que coloca a las autoridades salvadoreñas en una posición de extrema debilidad. Sin respaldo popular, hostigados por la oligarquía y por las organizaciones populares, amenazados por la posibilidad permanente de un golpe de Estado, el Partido Demócrata Cristiano y la Junta de Gobierno sólo parecen contar con el apoyo de Estados Unidos.

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