Sin variación en el estado del presidente Tito
El mariscal Tito no experimentó ayer variación alguna en su crítica situación.
«El estado de salud del presidente de la República de Yugoslavia se mantiene grave. Se continúa con el tratamiento intensivo», dice el lacónico y habitual boletín facilitado por el equipo de ocho médicos que asiste al anciano mariscal, de 87 años.
El parte médico no hace mención alguna a los problemas circulatorios, renales y pulmonares que aquejan al dirigente yugoslavo.
Los datos aportados por los médicos del centro clínico de Liubliana han contribuido a aumentar la incertidumbre más que a aportar datos sobre su estado.
La aplicación continua de hemodiálisis (riñón artificial), el aislamiento en un medio estéril para atajar la neumonía, y la asistencia controlada del corazón para combatir la arritmia, parecen ser los elementos básicos de la terapia intensiva que se le aplican a Tito.
Noticias sin confirmar aseguran que una emisora austríaca anunció el lunes por la mañana la muerte del presidente Tito. Radio Viena, en cambio, ni hacía mención a la noticia de su enfermedad.
Según algunas fuentes, el enfermo entró en coma la pasada semana y salió de la misma días después, gracias a la terapia adecuada. Los partes médicos de la clínica de Llubliana nunca llegaron a hablar de coma, sino de estado grave, con mejorías o recaídas.
La prensa yugoslava, por otro lado, al glosar los mensajes de Carter y Brejnev a Tito, en contestación a los que éste les remitió con anterioridad, hablan de que la enfermedad de Tito ha puesto a prueba la capacidad de disuasión política de Josip Broz.
Según el diario Borba, portavoz oficial de la alianza socialista, estos últimos (y tal vez postreros) mensajes del presidente, que se vio imposibilitado para firmarlos de puño y letra, han podido contribuir decisivamente a que remita la crisis afgana.
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