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General Sáenz de Santamaría: "Las fuerzas de seguridad garantizan el Estatuto votado por los vascos"

En el acuartelamiento de la Policía Nacional de Basauri, en las proximidades de Bilbao, y con ocasión de la entrega de condecoraciones a varios miembros de las fuerzas de seguridad del Estado, el delegado especial del Gobierno en el País Vasco, general José Sáenz de Santamaría, pronunció un discurso en el que afirmó, entre otras cosas, que se sentía orgulloso «de asumir y de sentir con vosotros la responsabilidad de estar aquí, en este rincón querido de la Patria, para garantizar la seguridad de todos los citudadanos y el funcionamiento normal de las libertades individuales y colectivas que consagra la Constitución y, dentro de ella, el propio Estatuto de Autonomía que ha refrendado la comunidad vasca».

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El general Sáenz de Santamaría comenzó mostrando su orgullo «de estar aquí, en este cuartel de Basauri, y en este lugar tantas veces marcado por el honor, el dolor y la gloria». También destacó su orgullo por condecorar a quienes «han destacado en la hermosa tarea de servir al País Vasco, que es, en definitiva, servir a nuestra España».Tras asegurar que las fuerzas de seguridad garantizaban las libertades, añadió: «Sin estas garantías de las libertades públicas, recogidas por la Constitución y el Estatuto, no será posible construir un futuro de paz y de prosperidad para esta tierra y para todos los que en ella vivimos.»

«Estoy aquí», prosiguió, «enviado por el Gobierno de la nación, como estamos todos nosotros: para servir a la Corona y contribuir al desarrollo de la causa democrática, libre y soberanamente elegida y aceptada por la nación, e incardinada en los principios que rigen la vida de las sociedades libres, en lo que nuestro pueblo se homologa a todos los pueblos del mundo occidental.

La garantía de la libertad está en la decidida voluntad del propio pueblo. Pero la sociedad y el Estado han delegado en nosotros la enorme responsabilidad de velar por las libertades ciudadanas, tal y como viene a señalarlo inequívocamente el artículo 104 de la Constitución española.

Honrar las libertades de ayer

Las fuerzas y cuerpos de seguridad, bajo la dependencia del Gobierno, tendrán como misión proteger el libre ejercicio de los derechos y libertades y garantizar la seguridad ciudadana.

Así dice la Constitución.

Y si esa misión ineludible y sagrada nos obliga siempre, nos obliga con particular fuerza y relevancia en esta hora, cuando el pueblo vasco, de acuerdo con la propia Constitución y el Estatuto de Autonomía, se dispone a elegir a sus representantes para el Parlamento de la comunidad autónoma, del que, con arreglo a las leyes, habrá de surgir el Gobierno autónomo que rija el futuro de esta comunidad.

El logro pacífico y paulatino de esa nueva configuración descentralizada del Estado, que ha de traducirse en el fortalecimiento de la unidad nacional, acrecentando la solidaridad entre los pueblos y las comunidades diversas que constituyen nuestra España, es el gran reto que afecta hoy, particularmente, al País Vasco.

Nosotros estamos aquí para velar, codo a codo con este pueblo vasco, por el mantenimiento y la pervivencia del depósito sagrado de sus tradiciones, que se inscriben en la génesis y en la mismísima historia de España, de esas realidades que han cimentado la grandeza histórica y la pujanza económica de la españolísima Euskalherría.

Estamos aquí para honrar las libertades y las realidades de ayer y hacer posible, con disciplina, con honestidad y firmeza, el desarrollo de las libertades de hoy y del mañana.

Esa es nuestra grandeza y esa nuestra servidumbre.

Participamos en una oportunidad histórica singular. Uno de esos momentos estelares y decisivos en la vida de los pueblos. Y no permitiremos, naturalmente, que esa oportunidad libre y democráticamente asumida por el pueblo se malogre.

Y en el instante concreto en que el pueblo vasco se dispone a elegir a los rectores de su propia comunidad, los funcionarios públicos que constituimos las fuerzas de seguridad, por mandato expreso del Gobierno de la nación, asumimos con mayor plenitud si cabe, el compromiso de esforzamos, con todos los medios a nuestro alcance, para que esas elecciones próximas se celebren en paz y libertad, y de ellas salgan los verdaderos representantes de la voluntad popular, sin imposiciones terroristas que puedan adulterar esa voluntad del pueblo vasco de escoger a los que crea los mejores para que le gobiernen en el próximo futuro.»

«Ante esta tarea», continuó el general Sáenz de Santamaría, «un soldado, un hombre de armas como yo y, como tal, un hombre que valora todo lo que suponen los beneficios que se derivan de la paz, siente la necesidad de requerir también la colaboración y hasta el protagonismo de todos: de todos los que creen verdaderamente en la libertad y en la democracia, de todos los grupos humanos, de todos los partidos y organizaciones políticas que realmente se esfuerzan en el auténtico bien de la sociedad.

Al servicio de la Corona, que es símbolo de la unidad y la permanencia del Estado; protectores y garantes del libre ejercicio de los derechos y libertades señalados en la Constitución; veladores de la seguridad ciudadana, nos corresponde a nosotros, disciplinadamente, con indestructible firmeza, cumplir esforzadamente esos deberes. Sin concesiones a cualquier posible debilidad propia; con la voluntad y el tesón de estos compañeros vuestros a quienes he tenido el orgullo y el honor de imponer, por sus servicios al País Vasco y a nuestra España toda, las medallas del Mérito Policial. »

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