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El Gobierno Sa Carneiro acusa a la oposición de sabotear la democracia

El Gobierno portugués acusó ayer a la oposición de poner en peligro la democracia. La acusación fue lanzada en una rueda de prensa de los grupos de la mayoría parlamentaria. Por su parte, el ministro adjunto del primer ministro, Pinto Balsemao, citado por un semanario de Lisboa, asegura que la oposición no acepta su derrota electoral y está empeñada en impedir la acción del Gobierno, mediante una obstrucción sistemática en el Parlamento y una oleada de huelgas de cariz «nítidamente político».

Diferentes hechos evidencian, efectivamente, un cierto endurecimiento de la oposición, anunciada por el propio Partido Socialista.En la zona de reforma agraria se han registrado en los últimos días algunos casos de resistencia física de los trabajadores rurales de las Unidades Colectivas de Producción a la restitución de tierras a los antiguos propietarios. Pero el propio Gobierno reconoce que, a pesar de las protestas y manifestaciones, la reprivatización de tierras se realiza a un ritmo más rápido que nunca.

También se recrudece la agitación laboral, pero el conflicto más importante es, hasta la fecha, el paro de tres horas anunciado para el 4 de marzo por la CGTP para las empresas públicas de transportes terrestres, marítimos y aéreos.

La acusación de bloqueo de la acción legislativa en el Parlamento procede de los incidentes que se verificaron, en la noche del martes al miércoles, con relación a la revocación de la ley que prohibe la enajenación del patrimonio de las empresas estatales. Conocido de antemano el resultado del voto, comunistas y socialistas, que se oponen a la propuesta gubernamental, que consideran como un medio indirecto de reprivatización, intentaron por todos los medios obtener su aplazamiento. Frente a la irreductibilidad de la mayoría, acabaron por desertar del hemiciclo parlamentario y, después de siete horas de esfuerzos infructíferos para reunir sus representantes y alcanzar el quorum necesario para el voto, Alianza Democrática tuvo que resignarse a esperar 48 horas, y el Pleno siguiente, para hacer aprobar su ley. Quedó así el aviso de que no basta la mayoría absoluta para manejar el Parlamento y la satisfacción moral, para la oposición, de una victoria simbólica.

La prensa pro gubernamental evidencia, frente a esta «guerrilla», una total falta de sangre fría. El semanario O Tempo anunció ayer, en su primera página, una situación «preinsurreccional» y atribuyó a una «alta personalidad del Gobierno» la afirmación de que sin una «actitud enérgica del ejecutivo, Portugal podría bascular, de un momento a otro, en una situación insurreccional». El editorial del mismo semanario trazaba un cuadro alarmante de la «desestabilización» en marcha en la Península Ibérica, relacionándolo con el fin de la distensión y una ofensiva soviética contra el Occidente democrático. El editorialista se pregunta hasta cuándo las fuerzas armadas españolas y portuguesas podrían resistir a esta ofensiva de destrucción «de los derechos más legítimos de los pueblos, la democracia, la legitimidad del voto y la libertad ».

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