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Mugabe emprendió un viaje a Mozambique

ENVIADO ESPECIAL, Las elecciones generales rodesianas, que terminan hoy a las ocho de la noche, hora española, van a producir sin duda un récord de votantes en la corta historia electoral del nuevo país africano. Pero la atención política en Salisbury estuvo centrada ayer en dos misteriosos viajes de dos importantes protagonistas de la escena rodesiana más que en la elección en sí.

A las tres de la tarde del jueves, el número de votantes del día ascendía a 653.118, unos 230.000 menos que el día anterior, pero el total a esa hora desde el comienzo de los comicios sobrepasaba los dos millones, que fue la cifra registrada en las elecciones generales del pasado abril, en las que resultó elegido el obispo Abel Muzorewa y en la que no participaron los partidos del Frente Patriótico.Dos son las causas para la menor afluencia en el segundo de los tres días de votación. En primer lugar, la lluvia, que no ha cesado de caer durante todo el día, y en segundo, la creencia extendida entre la población rural de que era mejor acudir a las urnas cuanto antes para eliminar el peligro de presiones a posteriofi.

Sin embargo, las cábalas y los comentarios están centradas en torno a la inesperada salida el miércoles de Rodesia del dirigente nacionalista Robert Mugabe, presidente del partido Zanu, que sin avisar siquiera a sus partidarios más allegados tomó un avión mozambiqueño con dirección a la capital Maputo.

La explicación, ofrecida con algún embarazo ayer por el Zanu, fue que Mugabe había sido convocado a reuniones urgentes con los presidentes de Mozambique, Samora Machel y de Tanzania, Julius Nyerere, con el fin de discutir las elecciones cle Zimbabwe.

Pero la verdad que se ha podido comprobar personalmente en los colegios electorales visitados es que los nativos no acaban de comprender cómo uno de los líderes políticos de Zimbabwe abandona el país en un momento crítico. La versión más extendida en Salisbury es que Mugabe ha preferido ausentarse del país por razones de seguridad, tras los dos atentados sufridos durante la campaña eÍlectoral.

El otro viaje, hasta ahora inexplicado, ha sido el realizado por el comandante supremo de las fuerzas armadas rodesianas, teniente general Peter Walls, que se desplazó a Mozambique en un viaje relámpago el pasado fin de semana. Aunque el hermetismo oficial es absoluto, se cree saber que Walls dio seguridades a las autoridades mozambiqueñas de que un triunfo de Mugabe no supondría un golpe blanco en Rodesia.

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Walls, por su parte, pidió a los mozambiqueños una negativa formal de que el ZANU no podría utilizar bases en ese país en el caso de que decidieran reiniciar la guerra de guerrillas. El viaje, arreglado a través del representante del Gobierno de Mozambique en Salisbury, es importante para el futuro de Zimbabwe.

Varios observadores y periodistas visitaron ayer una extensa zona de Sinoia, situada en el distrito electoral de Mashonaland West. Sinoia, capital de Lomagandi, es la cabeza de una zona de 5.500 millas cuadradas dedicada preferentemente a la agricultura y a la minería.

La votación es completamente distinta de la presenciada en la zona urbana en torno a la capital, donde las colas eran interminables. En esta zona rural de Sinoia, compuesta de granjas, los trabajadores y sus familias llegan en furgonetas y tractores, suministrados por sus patronos, que se quedan en las inmediaciones de los colegios electorales mientras que sus empleados depositan su voto.

Como anécdota final, algunos periodistas afirmaron ayer que habían comprobado que la duplicidad de voto era posible lavándose las manos con coca cola después de haberlas sumergido en el líquido especial preparado por las autoridades británicas para que un votante no pudiese depositar su voto por segunda vez. Según estas alegaciones, los rayos ultravioletas no registran el líquido después de las abluciones con la moderna zarzaparrilla. El resultado es que hoy se realizará una prueba oficial ante los 283 observadores y setecientos periodistas para ver qué ocurre de verdad. El periodista entiende que la capacidad de creación publicitaria de las multinacionales es infinita.

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