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Carter rechaza un control de precios y salarios

Aparentemente alarmado por el alto índice de inflación, el presidente Carter ha ordenado una profunda revisión de la política económica norteamericana. Pero, según declaró ayer, las nuevas medidas no incluirán el polémico control de precios y salarios que casi todos sus oponentes electorales, especialmente el senador Edward Kennedy, han recomendado.En unas declaraciones hechas públicas ayer por la Casa Blanca, un día después que el presidente norteamericano se reuniera con la plana mayor de sus asesores económicos, Carter señaló que el índice de inflación ha alcanzado «proporciones críticas» el mes pasado y que la principal prioridad de su administración sería ahora controlar esa alta tasa.

La inflación norteamericana alcanzó un 13,3% anual durante el pasado año de 1979. En enero, además, la tasa inflacionista registró un aumento del 1,4%, lo que equivale, en términos anuales, a un 18,2%, de continuar el aumento de precios al mismo ritmo durante todo el año.

Al descartarse la imposición de un sistema de control de precios y salarios, que necesitaría una autorización previa del Congreso, las medidas barajadas en medios de la Administración Carter van desde un sustancioso corte en el gasto federal a nuevas medidas monetarias que restringirían el crecimiento de la masa monetaria y del crédito.

Acciones finales

Los esfuerzos de Carter para controlar la inflación coinciden con la ratificación por Paul Volcker, presidente del Sistema Federal de la Reserva, de su política monetaria restrictiva. En una intervención a principios de semana ante el comité bancario del Senado, Volcker señaló que, además de las medidas monetarias adoptadas por el Fed (restricción de la circulación monetaria y aumento al 13% del tipo de interés básico), se necesitaban realizar acciones adicionales en el terreno fiscal, tales como un recorte presupuestario importante y una reducción sustancial del gasto público.

Según indican funcionarios de la Administración Carter, la Casa Blanca podría anunciar en los próximos días varias acciones en el sentido marcado por Voleker. Estas serían una reducción del gasto público por parte del Gobierno federal, sin incluir no obstante reducciones en el terreno militar, mantener la actual presión monetaria sin incrementos adicionales, para evitar el aumento del coste de los pagos federales; y, por último, una revisión de los incrementos salariales automáticos previstos en los contratos federales, de forma que se eviten subidas adicionales en los salarios.

No obstante, la Administración Carter hace frente a varios problemas de tipo político y electoral para llevar a cabo acciones energéticas en el terreno económico, según coinciden todos los expertos.

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