Grecia rechaza su reincorporación al mando militar de la OTAN

El jefe del Estado Mayor griego, general Gratsios, ha rechazado el plan elaborado por el comandante en jefe de la OTAN, el general norteamericano Bernard W. Rogers, para propiciar el reingreso de Atenas en el mando militar integrado de la Alianza Atlántica.Grecia abandonó la organización estrictamente militar de la OTAN en 1974, como protesta por la invasión de una parte de la isla de Chipre por tropas de Turquía, país también miembro del Pacto Atlántico. El anterior comandante en jefe de la OTAN, general Alexander Haig, intentó un acuerdo en 1978, pero fracasó, al igual que ahora lo ha hecho el general Rogers.

La imposibilidad de llegar a un acuerdo entre Grecia y Turquía preocupa en Bruselas, sede del cuartel general de la OTAN. La crisis de Afganistán llevó a la Organización para la Defensa del Atlántico Norte al convencimiento de que era urgente reforzar militarmente el flanco sur de Europa, pero esta operación requiere, como primer paso, la desaparición de la tradicional querella greco-turca. El general Rogers elaboró un plan según el cual el espacio aéreo del mar Egeo, uno de los puntos conflictivos de las relaciones entre ambos países mediterráneos, se dividiría en tres sectores, encomendados respectivamente a Atenas, Ankara y a un comando americano instalado en Creta. Turquía aceptó la propuesta, pero no así Grecia, pese a que el Gobierno de Ankara, como demostración de «buena voluntad», anunció simultáneamente que levantaba la prohibición de sobrevolar el este del mar Egeo, prohibición que obligaba a los aviones civiles a realizar un gran rodeo para cubrir la distancia Atenas-Estambul, trayecto de escasamente cincuenta minutos en circunstancias normales.

Representantes griegos se quejan de que para la OTAN parece más importante Turquía que Atenas, y lo cierto es que el Pacto Atlántico en el plano militar, y la Comunidad Económica Europea (CEE), en el económico, están decididos a apuntalar el régimen turco, aun a costa de invertir importantes cantidades de dinero con difícil reembolso, dadas las desastrosas condiciones económicas y financieras de ese país. El Pacto Atlántico quiere que Grecia regrese al mando militar integrado, pero no al precio de estropear las cada día más fluidas relaciones con el Gobierno de Ankara.