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Se radicaliza la campaña para las elecciones al Parlamento vasco

Pese a las advertencias del presidente Garaikoetxea sobre el peligro de que «la virulencia de la campaña ahonde simas difíciles de colmar entre partidos que pueden verse obligados a colaborar tras las elecciones», los ataques mutuos entre los líderes de las principales fuerzas vascas continúan ahondando brechas en la misma medida en que se acerca la cita con las urnas.

Aparte de esta tónica general, la revelación por parte del diputado Bandrés de que el comandante Miguel Rodríguez, recientemente asesinado por ETA militar, había votado en las últimas elecciones por Euskadiko Ezkerra y que, poco antes de su muerte, había expresado su solidaridad con Mario Onaindía y su oposición al procesamiento por la jurisdicción militar de este último, constituyó, junto con el debut como orador político del futbolista José Angel Iríbar, la nota más espectacular de los mítines celebrados durante el fin de semana.La UCD, pese a que -al igual que AP- no celebró ningún acto electoral, estuvo en el centro de la polémica dialéctica en su doble condición de punto de mira preferente de los ataques de las, fuerzas rivales y de acusador más implacable del PNV. Así, Julen Guimón, presidente del partido centrista en Vizcaya, acusó -en declaraciones a la agencia Efe- a Garaikoetxea de ser el «Roberpierre vasco», que «prefiere aliarse con los que extorsionan, secuestran, asesinan y nos hunden en la miseria a escuchar la voz del pueblo vasco». El líder nacionalista Xabier Arzallus aseguró, por su parte, que la presencia de Leizaola en las listas del PNV se justifica «para demostrar que somos hijos con padres conocidos, ahora que hay tanto hijo sin padre conocido que manipula desde fuera». Todo ello para concluir que «si. ganan los partidos estatalistas, habremos perdido, porque nuestro Parlamento no será más que un apéndice de Madrid».

La propaganda centrista

Una página de propaganda electoral incluida ayer por UCD en la prensa local -en la que se indicaba que UCD cumple, recordando los 7.000 millones que la Administración va a invertir en la construcción del nuevo puerto de Bilbao- provocó las airadas respuestas del consejero de Industria, José Luis Robles, del PNV, quien tuvo que precisar que esos millones «no salen de los bolsillos de los ministros de UCD, sino de los del contribuyente».

Algunas de las acusaciones son reversibles, como la de «intentar resucitar la división de Euskadi en dos comunidades», que el socialista Damborenea lanzó contra el PNV y los partidos nacionalistas dirigieron contra la «Iínea lerrouxista que pretende imponer el PSOE». La campaña de este último partido estuvo apoyada, el sábado y domingo, por algunos dirigentes centrales, como Gregorio Peces-Barba, Javier Solana, Pablo Castellanos y Enrique Barón.

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Herri Batasuna celebró veinte mítines, entre los que destacaron las intervenciones de Telesforo Monzón, en cuatro localidades alavesas, y las de Francisco Letamendía, en Santurce y Marquina, así como el debut de Iríbar en un mitin celebrado en el frontón de la localidad vizcaína de Urduliz y que obligó a instalar altavoces en la carretera, ante la masiva asistencia.

Mario Onaindía y Bandrés hablaron el domingo en el frontón de Sestao, alcanzando la reunión su clímax cuando el diputado dio lectura a una carta personal enviada el pasado día 13 de enero por el comandante Miguel Rodríguez y su mujer al propio Bandrés, para «demostrar que se puede ser militar y de izquierda» y en la que expresa su oposición al juicio que al día siguiente debía celebrarse en los acuartelamientos de Loyola, contra Mario Onaindía.

En el mismo frontón de Sestao había hablado la víspera el líder trotskista, Ernest Mande¡, que junto con la ex diputada nacionalista de Irlanda del Norte, Bernardette DevIin, se desplazó al País Vasco

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