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Un Toisón de oro y otras condecoraciones españolas se subastan mañana en Munich

«¿Quién da más, señoras y señores, por este ejemplar único del Toisón de oro, el más preciado galardón concedido por el Rey de España? El que de ustedes se interese por otras condecoraciones, no menos estimadas, puede contemplar entretanto en nuestras vitrinas la importante oferta que presentamos en esta ocasión: examinen aquella gran cruz de Comendador de la Orden de Carlos III, o la Laureada de San Fernando, o este conjunto único de tres condecoraciones concedidas en su momento a un heroico general español ... » Mañana, en Munich, en la distinguida casa de subastas del conde Klenau, se abrirá a los interesados esta feria de las vanidades, en la que el lote de condecoraciones españolas es el más nutrido, después de las de procedencia alemana.

La subasta quedaría sólo en gran ocasión, en correspondencia a la oferta, si no fuese porque el Toisón que se incluye en el catálogo tiene un origen dudoso. Según las ordenanzas que regulan la concesión de este galardón, al fallecer la personalidad distinguida con él debe devolverse la insignia a la Orden de Caballeros española, que agrupa a los prohombres que culminaron con la recepción del Toisón su cursus honorum en la vida pública. Según fuentes de absoluta confianza consultadas por EL PAÍS, «los últimos distinguidos con esta condecoración durante el reinado de Alfonso XIII, y que viven todavía, conservan el collar. Sólo en dos casos en que se produjo ya el fallecimiento no se remitió a Madrid esta condecoración, pero en ambos se sabe positivamente que no se ha vendido».Entre aquellos se encuentran el conde de Barcelona, el emperador Hiro Hito, el rey Leopoldo de Bélgica y el príncipe Raniero de Borbón Dos Sicilias. No hay excepciones, se ha garantizado a este diario. Las familias de los fallecidos devolvieron el collar, y los que aún viven, mientras no se demuestre lo contrario, «no se encuentran en una situación que les obligue a desprenderse del Toisón de un modo no reglamentario».

Ejemplar auténtico

El enigma del Toisón de Munich no se ha resuelto con una consulta al organizador de la subasta. Este nos ha asegurado que «se trata de una pieza de plata dorada, de unos cuarenta años de antigüedad, a la que se ha incorporado una pequeña gema». Según los expertos españoles consultados, los últimos toisones impuestos datan de 1918. ¿Cabe hablar de falsificación? Según el conde Klenau, es absolutamente seguro que se trata de un ejemplar auténtico español, y no austriaco. La rama austriaca de la Casa de Borgoña, que también concedía esta insignia, dejó de otorgarla en 1918, cuando fue derrocada la monarquía y abdicó Carlos l. Según el experto del conde Klenau en insignias españolas, este ejemplar no está numerado, y, si alguna vez lo estuvo, la marca fue borrada cuidadosamente. Dada la normativa que rigen las subastas, el origen concreto de las piezas permanece secreto cuando así lo desea el vendedor, y en este caso ocurre así. El subastador confía en que el precio que, alcance esta joya será muy superior a los 3.200 marcos (unas 120.000 pesetas) que figuran en el catálogo.El mismo sigilo se ha practicado al preguntar este diario por el origen de las demás insignias. Sólo en un caso se ha dado a conocer que el ejemplar de Laureada de San Fernando -oferta inicial 220 marcos (8.800 pesetas)- «es una insignia que Franco llevaba permanentemente», sin afirmar ni negar que esta Laureada fuese exactamente la misma que el fallecido jefe del Estado luciese habitualmente.

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