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Las víctimas de la matanza de Atocha fueron tiroteadas por la espalda

La segunda jornada de la vista oral y pública del juicio sobre la matanza de Atocha se inició ayer con el interrogatorio de los procesados Gloria Herguedas y Leocadio Jiménez Caravaca, acusados, la primera, de encubrir los hechos, y el segundo, de haber entregado a Carlos García Juliá la pistola con la que disparó el día de autos. La vista continuó con las pruebas periciales médica y balística y finalizó con el testimonio de los supervivientes de la matanza.

Gloria Herguedas y Jiménez Caravaca, al igual que el día anterior los otros tres procesados, se desdijeron prácticamente de todas las declaraciones efectuadas en su día ante el juez. Por su parte, los peritos médicos que realizaron la autopsia de las víctimas afirmaron que éstas murieron a consecuencia de disparos por la espalda.El testimonio que más atención centró fue el de Dolores González Ruiz, viuda del también abogado Javier Sauquillo, asesinado a sus pies en el bufete de Atocha, y en 1969 compañera del estudiante Enrique Ruano, muerto entonces en extrañas circunstancias al poco de ser detenido por la policía. Sobre el rostro de la testigo se observan las cicatrices de las heridas recibidas durante la matanza. En medio de un silencio tenso, la abogada de la acusación privada preguntó a la testigo: «¿ldentifica a alguno de los sentados en el banquillo como autor de los disparos?» Dolores señaló a Fernández Cerrá.

El presidente del tribunal tuvo que amonestar a la procesada Gloria Herguedas, porque se reía cuando uno de los supervivientes de la matanza relataba entrecortadamente cómo iban cayendo sus compañeros al suelo con el cuerpo lleno de balas.

Páginas 9, 10 y 11

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