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La devolución del "Guernica" fue decidida en 1978 por la familia de Picasso

Presentación de la novela "Operación Guernica"

Juan Cruz

El Guernica, de Picasso, fue devuelto simbólicamente hace dos años al pueblo español por la familia del pintor a través de su abogado, Roland Dumas, quien puso a disposición del Rey de España, Juan Carlos I, la obra que simboliza uno de los hechos más dramáticos de la guerra civil española. Mientras se debate sobre la localización que el cuadro tendrá en España, el Guernica sigue en el Museo de Arte Moderno de Nueva York. Según José Mario Armero, abogado español, que hasta hace algún tiempo llevó las negociaciones del Gobierno español para recuperar la pintura de Picasso, aquella entrega simbólica se hizo por iniciativa espontánea de Jacqueline, viuda del artista.

La revelación del señor Armero sobre la entrega simbólica del Guernica al pueblo español se produjo en el curso de un debate, realizado según el formato del programa televisivo La clave, sobre la novela Operación Gernika, de Faustino González-Aller, editada por Argos Vergara en su serie Las cuatro estaciones. Con el señor Armero y con el autor intervinieron en la presentación del libro, que se celebró anteayer, en Barcelona, Manuel Leguineche, periodista nacido en Guernica; Manuel Vázquez Montalbán, escritor; Francesc Vicens, director de la Fundación Miró, y José Luis BaIbín, que actuó de moderador. A todos los presentó Mario Lacruz, director de la editorial.El señor Armero, que es presidente de la agencia de noticias Europa Press, señaló que la información sobre el resultado de la entrevista del señor Dumas con el Rey de España se había ocultado porque entonces se pensó que no era el momento oportuno para revelarla. De acuerdo con su criterio, la familia Picasso llegó a la conclusión de que el cuadro podía volver ya a España, porque aquí se había implantado un sistema democrático, de participación popular en las decisiones del Estado, y que dejaba de tener relevancia si ese sistema se correspondía o no con el de una República.

Ahora sólo resta que el cuadro venga a España. Según José Mario Armero, la obra está deteriorada y puede necesitar hasta medio año para que se recuperen sus aspectos técnicos. Faustino González-Aller, que contempló el Guernica durante semanas en Nueva York para escribir su novela, considera que este temor no parece justificado, porque los materiales usados por Picasso fueron buenos y porque el cuadro ya ha resistido otros embates -viajes, incluso atentados- que no le han afectado más -allá de lo que es el normal deterioro que el paso del tiempo

La novela de Faustino González-Aller, que es de aventuras, como señaló Vázquez Montalbán y corroboró el autor, plantea una fórmula original de «devolución» del Guernica: un comando de ETA, ayudado por complicados auxilios del espionaje norteamericano, consigue robar el cuadro de Picasso y sustituirlo por una copia idéntica. En definitiva, en la obra se plantea el traslado de la obra al País Vasco. Con los presuntos ladrones de ficción del famoso cuadro de Picasso hay en España una aguda controversia, que se planteó en el debate de anteayer. Manuel Leguineche, hijo de Guernica, defendió apasionadamente la colocación del cuadro en su pueblo, donde tuvo lugar la tragedia de los 2.000 muertos causados por el bombardeo que simbolizó Picasso. Francesc Vicens estimó que la obra debe ir a Cataluña, y concretamente a Barcelona, donde está el único museo dedicado a Picasso que hay en el mundo. La opción de Madrid no la defendió nadie, y la posibilidad de que venga al Museo del Prado fue definida como una monstruosidad anacrónica. Manuel Vazquez Montalbán introdujo un revulsivo entre estas opciones y sugirió que el cuadro debía quedarse donde está, para ser contemplado por Woody Allen, que es quien mejor lo sabe ver. Juan Marsé, novelista, que estaba entre el público, ahondó en la afirmación de Vázquez Montalbán: «Sea cual sea el paradero del Guernica, da igual.» Montserrat Roig no compartió este pasotismo de sus colegas de Cataluña: «La obra de arte tiene que venir a este país para que esta no sea una tierra sin memoria y para que la gente se acerque a ella en peregrinaje.» «Como a Santiago de Compostela», apuntó Marsé.

El debate sobre el Guernica se confundió muchas veces con la discusión sobre la novela de Faustino González-Aller. Sobre Operación Gernika dijo Manuel Vázquez Montalbán: «En la novela lo de menos es su dimensión política, y lo que importa es la fascinación aventurera que la preside y que tiene un carácter neorromántico.» González-Aller se mostró de acuerdo: «Lo político me ha servido de fondo, como motivación a toda la peripecia. Creo que en el libro la aventura es lo fundamental, y no creo que se halle oscurecida por lo político.» Para Leguineche, «la obra de González-Aller tiene la virtud de los telefilmes, porque se lee como se ven esas películas de acción trepidante y a veces ubicua».

Antes del debate, y como ocurre en la emisión de televisión que se trataba de imitar, los asistentes al acto asistieron a la proyección del filme Cómo robar un millón de dólares y..., de William Wyler.

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