Inaugurada la embajada israelí en El Cairo

Ayer, a las once menos cuarto de la mañana, fue izada la bandera israelí en el balcón del segundo piso de la embajada israelí en Egipto, en el barrio Doki, de El Cairo.Algunos altos funcionarios egipcios, una delegación de la comunidad judía de la ciudad y varias decenas de periodistas asistían a la ceremonia, que fue breve, modesta y silenciosa. Los israelíes están decepcionados y los egipcios extrañados: «Vuestro embajador llega dentro de ocho días... No se puede repetir la ceremonia cada semana», dicen.

En Jerusalén, la apertura de la primera embajada israelí en una capital árabe es calificada de «acontecimiento histórico» y ocupa la primera página de todos los periódicos.

«Mientras la bandera blanquiazul ondea al viento», decía el corresponsal de la radio israelí en El Cairo, «dos chicas jóvenes de la casa de al lado estallaron en sollozos. No eran lágrimas de alegría. La casa vecina es un orfelinato dedicado a los niños palestinos ... »

En una tienda de comestibles de Tel Aviv se ha dejado de comentar la subida del precio del azúcar. Todo el mundo escucha. Un señor de cabellos grises estalla: «Los palestinos otra vez. Estos izquierdistas de la radio son unos aguafiestas profesionales.» El tendero le calma: «No os enfadéis. Es una vieja enfermedad judía: no sabemos alegrarnos sin turbar, a la vez, nuestra alegría. »

La cólera con que la prensa jordana ha reaccionado contra la apertura de la embajada es especialmente llamativa: «La bandera del enemigo sionista que ondea en El Cairo no cambiará el color árabe del cielo egipcio, así como la bandera egipcia en Tel Aviv no llegará a cambiar el color agresivo del cielo israelí», publica el diario de Amman Al Rai.

El mismo día, el embajador israelí designado para dirigir la cancillería en El Cairo, Eliahou Ben Elissar, era objeto de un vivo ataque en la primera página del diario cairota Al Ahram, mientras la noticia de la inauguración de la sede diplomática quedaba escondida en las páginas interiores del diario.