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Garantizado el suministro de petróleo para el año 1980

España tiene prácticamente asegurado el suministro de crudos de petróleo para el año 1980, después de las gestiones realizadas por el presidente Suárez en Irak, y la previa, llevada a cabo en nombre del rey Juan Carlos, en Arabia Saudí. Las seguridades recibidas por parte de Venezuela, durante el encuentro, este pasado fin de semana en Tenerife, entre delegaciones de ambos países, completan finalmente el cuadro de entradas seguras de crudos a nuestro país durante el año en curso.

Cálculos realizados por EL PAIS, basados en los acuerdos completados durante los dos últimos meses, permiten asegurar que el suministro de crudos está garantizado en su totalidad. Además, fuentes consultadas añaden, pese a su cautela para facilitar los detalles de la factura petrolera de 1980, que no falta ni siquiera ese 3% del total de importaciones de que se habló durante la última gestión llevada a cabo por el presidente Suárez durante su viaje a Irak.Por otro lado, fuentes oficiosas señalan que los imperativos de seguridad en el abastecimiento de crudos han obligado a modificar algunos aspectos del plan nacional de combustibles, que establecía la cuota del Ministerio de Comercio en el 45% del total de suministros. Por el contrario, esa cuota ha sido elevada al 60% para garantizar en su totalidad las necesidades de crudo y evitar presumiblemente que suceda lo ocurrido en los últimos meses de 1979, cuando muchas empresas privadas y refinerías estatales tuvieron que acudir al mercado spot y hacer frente así a los trastornos ocasionados en el abastecimiento y distribución en España de los productos petrolíferos de consumo.

Los dos contratos más importantes, gestionados directamente o en su nombre por los jefes de Estado y Gobierno, han sido los recientemente firmados con Arabia Saudí e Irak. El primer país se ha comprometido a suministrar 50.000 barriles diarios adicionales, sobre los 100.000 previamente negociados con dicho país. En total, Arabia Saudí suministrará 7,5 millones de toneladas de crudo, que representan un 15% del total de necesidades, además de 5.500.000 toneladas aproximadamente que entrarán por la vía de las refinerías privadas.

En el caso de Irak, este país se comprometió, durante el reciente viaje presidencial, a suministrar a España otros 2.250.000 toneladas de crudo adicionales a los cinco millones ya comprometidos. En total, el suministro de crudos iraquíes a España totalizará 7.250.000 toneladas de crudo, lo que convierte a este país, nuevamente, en el segundo suministrador de petróleo de España. Es de suponer que esta cantidad sea superior contando las importaciones privadas.

Entre Arabia Saudí e Irak, España tiene garantizado, pues, un 40%, por lo menos, de los 51 millones de toneladas de crudos que importará durante el año 1980, según el plan nacional de combustibles. Respecto al tercer suministrador español de crudos, Libia, se está a punto de firmar un contrato que doble el previo de 500.000 toneladas que Petroliber tenía adscritas. En total, pues, es de esperar que Libia suministre unos 5,5 millones de toneladas fijas (contando los 4,5 millones de Hispanoil), aunque no se descarta que esta cantidad sea ligeramente inferior en función al alto precio de este crudo y a la política de dicho país de reducción de su producción.

Garantizado el suministro venezolano

En cuanto a Venezuela, el presidente Suárez declaró el pasado sábado, tras su encuentro en Tenerife con el presidente de la República venezolana, Luis Herrera Campins, que la seguridad del suministro de crudo de dicho país está garantizada. España tiene firmado con dicho país un vacuerdo cuadrangular, en el que participan Cuba y la Unión Soviética, que permitirá recibir unos 2,2 millones de toneladas anuales.

Más inseguro se presenta este año el suministro comprometido con México, que debería alcanzar 7,5 millones de toneladas (tres millones de Hispanoil, otros tres de Cepsa y 1,5 de Petronor). Problemas internos de producción, más un mayor suministro a Estados Unidos por culpa de la reducción de las exportaciones iraníes, harán que esta cantidad no se alcance y, por el contrario, se vea incluso sensiblemente reducida.

Con Irán, y restablecida en parte la estabilidad de la producción de dicho país, también se ha conseguido en diciembre pasado un acuerdo de Petronor con la empresa nacional de petróleos iraní NIOC, que permitirá estabilizar el suministro procedente de aquél país, en otro tiempo uno de los principales exportadores de crudo a España.

El problema del precio

Aunque a nivel oficial todavía no se ha reconocido el principal problema español en la cuestión petrolífera, no será este año el suministro, sino el precio. Más exactamente, incluso la cuestión será cómo repartir la fuerte carga financiera que supondrá este año el pago del crudo importado que, sin ninguna duda, su costo será prácticamente el doble de los 6.800 millones pagados en 1979.

Hace un mes, y con anterioridad a la cadena de incrementos en el precio que se originó tras la subida de dos dólares en el barril saudita, el Gobierno calculaba que el costo medio del barril importado sería de unos 27,5 dólares. Este cálculo se vio modificado después de la subida de dos dólares por los saudíes y el protagonizado después por el grupo de países radicales de la OPEP, que fue, por término medio, de cuatro dólares.

Esto hizo que el barril pasase de veinticuatro a veintiséis dólares para el crudo saudita, y de 30 a 34 dólares (e incluso a 37, con la sobrecarga de tres dólares para inversiones en nuevos pozos) para el crudo nigeriano y argelino. Como España importa más crudo de los países moderados que de los radicales, se estima que el precio medio del barril importado no sobrepasará los 29,50 dólares, al menos durante la primera mitad del año. No obstante, este cálculo es sólo indicativo, ya que podría quedar superado si la actual calma, e incluso depresión, que existe en el mercado mundial de petróleo, se ve rota con nuevas subidas, las cuales no son descartables a partir de la segunda mitad del año.

En cualquier caso, los cálculos gubernamentales de una factura petrolífera para el año 1980, en torno a los 11.000 millones de dólares, tendrán que ser abandonados por demasiado optimistas. Más cercanos a la realidad estarán los de una factura de unos 12.000 ó 12.500 millones de dólares, teniendo en cuenta imprevistos en la segunda mitad del año.

El Gobierno estima que esta factura petrolífera será fácilmente asimilable, pese a que provocará que el superávit de la balanza exterior por cuenta corriente desaparezca y provoque un déficit estimable en unos 2.500 millones de dólares. El procedimiento para compensar este déficit tampoco se estima problemático y si no se consigue por medio de un empuje apropiado en las exportaciones y en las entradas de capitales, se hará uso de las reservas cuyo monto (más de 13.000 Millones de dólares) se considera hasta cierto punto excesivo en algunos medios.

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