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Baltasar Porcel: "Después de Baroja y Valle no ha habido en España grandes novelistas"

El escritor mallorquín presenta "Las manzanas de oro"

Juan Cruz

Baltasar Porcel, escritor mallorquín, dijo en Madrid, en la presentación de su obra Las manzanas de oro, que «después de Baroja y Valle-Inclán ha habido en España grandes novelas, pero no grandes novelistas». Antes de la citada obra, Porcel habla dado a conocer una extensa producción narrativa, en la que destacan Solnegro, La luna y el velero, Los argonautas, Difuntos bajo los almendros en flor y Caballos hacia la noche. Este último libro obtuvo en su día el Premio de la Crítica española y el Premio Internazionale Mediterráneo, concedido en Italia.

Baltasar Porcel, autor de Las manzanas de oro, se apresura a decir que el componente áureo del título de su obra («una gran novela de aventuras») no tiene nada que ver con otros títulos similares que han surgido recientemente en el mundo narrativo español. «Lo tenía desde hace mucho tiempo y proviene de una cita de la Teogonía, de Hesíodo: "Tuvo Celo amoroso contacto con Forcis y alumbró al más joven y terrible reptil: el que guarda en una sombría caverna, allá en los últimos confines de la tierra, las manzanas de oro".» Esta novela, que en su versión castellana ha sido editada por Planeta tiene una peculiaridad que podría ser inaugural en la cultura española: escrita originariamente en catalán, aparece simultáneamente en esta lengua, publicada en Barcelona por Edicions 62. En Madrid fue presentada por la primera de las empresas citadas y por el propio autor.«Las manzanas de oro es la descripción de un viaje que unos aventureros hacen en busca de un tesoro que se halla enterrado en una montaña.» Para llegar a esa montaña, que al fin encuentran, con su tesoro dentro, los personajes de la novela hacen un enorme recorrido, que pasa por desiertos y mares, «en una inacabable búsqueda del bien.» La que Baltasar Porcel desarrolla «es una especie de idea de la lucha entre el bien y el mal, el fulgor y la oscuridad, mostrando la pasión en todas su formas». En medio, hay dioses pululando, una imagen que excita al escritor mediterráneo.

Como en otras obras suyas, no puede escapar a ésta el elemento de la propia biografía de Baltasar Porcel. La montaña que buscan sus personajes es, en definitiva, un calco de Montserrat, la montaña que Porcel ve cada día desde su casa de Vallvidrera, en las afueras de Barcelona, «y que para mí siempre supone una llamada a lo misterioso». Con esa visión de fondo, Baltasar Porcel asegura haber escrito «una trepidante novela de aventuras, en la que los personajes van y vienen y se matan, protagonizan una gran violencia moral y demuestran una vez más que el hombre es un lobo para el hombre». Esta ópera wagneriana está complementada con citas cultas y referencias históricas que la convierten, dice Porcel, «en una gran novela de aventuras, que no responde a la moralidad al uso», aunque esto poco importa al autor, según confiesa éste. Baltasar Porcel está satisfecho también de haberle dado a su relato «un gran ritmo, muy expresivo, que a veces parece dicho cantando».

Baltasar Porcel escribió su obra en catalán y luego la tradujo al castellano. «Cada idioma tiene una gran cantidad de trampas. Cuando el libro se somete al rigor de la traducción es cuando se advierte de verdad si lo que contiene se mantiene tanto en una como en otra lengua». En cualquier caso, para Porcel «este libro es tan original como la versión catalana».

Sobre un tema más general, el de la novela española actual, Baltasar Porcel cree que «la novela española ha estado demasiado ensimismada por ejercicios lingüísticos que se corresponden poco con la vitalidad que puede tener la literatura». En este sentido, considera la suya como una obra «poco típica» en las corrientes actuales y estima que «después de Pío Baroja y Valle-Inclán ha habido en España buenas novelas, pero no grandes novelistas». En este mismo campo, Porcel cree que «la última gran zancada de la narrativa española», en su conjunto, fue la que se dio con el realismo social.

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