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Creciente nerviosismo israelí por la situación en Líbano

«Damasco quiere arrastrar a Israel a una guerra... Siria hará todo lo que pueda para multiplicar los incidentes, a medida que se aproxima el intercambio de embajadores entre Egipto e Israel, el 26 de febrero.» Titulares como éstos, que se acumulan en las primeras páginas de los periódicos, están visiblemente inspirados por los servicios de información israelíes. Estas advertencias, que se han multiplicado en las últimas 48 horas, reflejan claramente un creciente nerviosismo en los medios políticos y militares de Israel.Las nuevas salvas de artillería, tras una calina de veinticuatro horas, intercambiadas entre fuerzas palestinas y milicias cristianas en el sur de Líbano forman parte, aparentemente, de este «calentamiento» de la frontera Norte.

La retirada de las tropas sirias de Beirut -anunciada, luego aplazada y ahora otra vez en el candelero- desorienta a los expertos en temas militares israelíes, que escrutan los motivos y las intenciones sirias, sin llegar a conclusiones concordantes.

Según la tesis barajada por los servicios de información, Damasco está actuando bajo petición de Moscú, con vistas a crear un nuevo foco de tensión internacional que haga olvidar el conflicto afgano, aunque sea al precio de una reanudación de la guerra civil en Líbano.

Otra tesis, esgrimida por el profesor Moshe Arens, presidente de la Comisión de Defensa del Parlamento, considera que los sirios no aceptarían jamás correr el riesgo de un enfrentamiento militar con Israel únicamente para servir a los intereses globales de Moscú. «Las maniobras sirias en Líbano están dictadas por razones de política interior y están estrechamente vinculadas con las dificultades que atraviesa el régimen del presidente Assad», afirma Arens.

Conviene señalar que varios editorialistas israelíes, entre ellos el del periódico nacionalista Maariv, alertan al Gobierno de Menahein Begin para que no se deje arrastrar a una guerra con Siria.

En los medios políticos de Jerusalén se preguntan sin Begin ha ido demasiado lejos al prometer una ayuda militar a todos los cristianos de Líbano, tanto del Sur como del Norte. Numerosas voces, entre ellas la del ministro de Defensa, Ezer Weizman, exhortan al primer ministro israelí para que dé pruebas de prudencia.

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