Segunda semana de paro en Michelín de Vitoria
Con la excepción de unos doscientos trabajadores, de una plantilla de personal operario de 4.000, la fábrica Michelín de Vitoria inició ayer la segunda semana de huelga de este año, manteniéndose así la estrategia decidida por el comité, y de momento, ratificada por la asamblea, de parar una semana por mes.
Esta decisión se tomó después de la ruptura de las deliberaciones del convenio de esta fábrica, hecho que se produjo el día 9 de enero pasado. Durante el último mes, y a pesar de repetidas manifestaciones del comité de que quedan materias por negociar, y que está dispuesto a abordarlas, la empresa ha manifestado que, ante la comprobación de que no se han producido variaciones apreciables en la postura del comité, no había objeto para nuevas negociaciones. La respuesta expresada en este sentido fue dada por la dirección de la empresa el viernes pasado, cuando el presidente de las deliberaciones convocó a las partes, sin que la empresa acudiera a la reunión.Contrariamente a lo ocurrido en las fábricas Michelín de Aranda de Duero y Valladolid, donde los trabajadores han renunciado a hacer batalla de aspectos sindicales y de la cuestión del horario, en Vitoria la aceptación o negociación de la oferta salarial (incrementos del 17,5 % al 19,5 %) se ha condicionado por la parte social a negociar la jornada y la organización del trabajo.
Si el año pasado fue también la fábrica de Vitoria la que se quedó sola en la negociación, y lo hizo por su oposición a que se introdujera una organización a base de cuatro equipos o turnos de trabajo, este año le ha vuelto a ocurrir lo mismo, y también por el tema del horario.
Para los trabajadores, la producción debe pararse cuando se cumpla la jornada laboral, y para la empresa, cualquier disminución de la jornada laboral legal no debe afectar, como mínimo, a su jornada productiva actual, que coincide en estos momentos con la laboral. La cuestión a resolver es, por tanto, qué se va a hacer cuando dentro de unos días el Estatuto de los Trabajadores señale una jornada máxima legal de 42 horas (dos menos que las actuales). La empresa no está dispuesta a disminuir las horas de funcionamiento de sus instalaciones, mientras que el comité insiste en que la empresa se comprometa a hacerlo en cuanto la ley reduzca la jornada laboral.
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