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La familia del militar asesinado trató de hacer callar a la extrema derecha

El féretro que contenía los restos mortales del comandante de Infanteria, Miguel Rodriguez Fuentes fue recibido, a su llegada al cementerio de Argoños (Santander), por los gritos contra ETA de las numerosas personas que allí se encontraban, así como vivas a Franco y a la Guardia Civil. Esta actitud fue recriminada por el hermano del militar, quien, dirigiéndose a los presentes, visiblemente emocionado, trató de hacerles callar, diciendo: «Mi hermano no era un fascista. Esto es un acto íntimo y no queremos que nadie lo politice.» A pesar de ello, y una vez terminada la ceremonia, un numerosos grupo de personas entonó el Cara al sol, lo que suscitó de nuevo la protesta de los familiares del comandante asesinado.

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Según el Movimiento Comunista, simpatazaba con la izquierda

Aproximadamente a las cuatro de la tarde, el furgón que transportaba el cadáver de Miguel Rodríguez Fuentes se dirigió desde el domicilio paterno a la iglesia de Argoños, siendo acompañado, durante el trayecto por familiares, el capitán general de la VI Región, gobernadores militar y civil de Santander y presidente de la Diputación, así como militares, Guardia Civil y Policía Nacional en uniforme Igualmente era visible la presencia de un numeroso grupo de militantes de Fuerza Nueva, que se destacó por sus gritos.Al sacar el féretro del furgón se produjo un momento de confusión, ya que, tanto familiares como compañeros de promoción del comandante asesinado se disputaban el derecho a transportar el cadáver hasta la iglesia, que mucho antes del inicio de la ceremonia ya se encontraba abarrotada de público. Los gritos de «ETA asesina» y los vivas a Franco fueron acallados por el hermano de la víctima, que, repetidamente, se veía obligajo a solicitar el silencio de los presentes.

La homilía estuvo a cargo del capellán castrense del regimiento de Infantería Valencia, con guarnición en Santander, al que había sido destinado recientemente el señor Rodríguez Fuentes. En ella se señaló que «un hombre inocente ha sido víctima del odio y de la venganza. Para nosotros», añadió, «su muerte debe ser una lección y un estímulo en el cumplimiento de nuestro deber».

A la salida de la iglesia, y cuando los presentes se dirigían al cementerio, volvieron a repetirse los gritos, entonándose, por alguno de los asistentes, el Cara al sol, lo que provocó de nuevo las protestas de los familiares.

A las doce de la mañana de hoy está previsto que se celebre el sepelio, en la vecina localida de Isla, del policía municipal Ángel Astuy Rodríguez, asesinado en Oñate.

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