Helmut Schmidt, fortalecido tras la "cumbre" de París
El «acontecimiento más importante en las relaciones germano-francesas desde la firma del acuerdo de amistad», es decir, el viaje del canciller de la República Federal de Alemania a París, ha fortalecido a todas luces la posición de Helmut Schmidt dentro y fuera de su país.En Bonn se dice que Washington se muestra satisfecho con el tono de la declaración conjunta Schmidt-Giscard, y, sobre todo, porque Francia se ha acercado un largo trecho, de la mano de la RFA, a la posición atlantista y norteamericana. El «pleno acuerdo» de los dos estadistas «sólo tuvo un parangón en el pasado: el consenso entre De Gaulle y Adenauer a la hora de sentar las bases de una cooperación en Europa», comentaba ayer el diario Westfaelische Rundschau.
Sin embargo, ha caído por tierra un rumor bien orientado, según el cual, París y Bonn estarían dispuestos a afrontar, de consuno, el papel de mediador entre Moscú y Washington. Se ha impuesto la otra posibilidad, la más difícil, según los comentaristas: la vuelta de Francia al espíritu atlántico por incitación de Alemania.
A su regreso de París, el canciller Schmidt ha omitido en sus declaraciones una toma de postura respecto del boicot olímpico, pero ha dejado al descubierto una posibilidad trascendental. Al responder a preguntas para el espacio informativo Tagesthemen, del segundo programa de la televisión federal, el canciller dijo que el papel del Ejército federal ha sido, desde su creación hace veinticinco años, una función puramente alemana. Pero que «cabe la posibilidad de que asuma otras funciones, si otros aliados de la OTAN se ven impelidos a optar por otras misiones».
El canciller advirtió de todas formas contra una conclusión precipitada, «como la de que deberían acudir soldados alemanes al golfo Pérsico». En otras declaraciones. Helmut Schmidt se ha felicitado de que la aproximación franco-alemana sea un hecho y que vaya a proseguir en el próximo futuro. Para al un medio de prensa conservador, como Die Welt, el canciller no había contado nunca con que el presidente francés iría a facilitar tanto este acercamiento y califica la declaración final de la visita como «bomba mediana».
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