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Manifestantes libios destrozan el consulado francés en Bengasi

La crisis franco-libia llegó al borde de la ruptura cuando, anteayer, un grupo de manifestantes libios, pocas horas después del saqueo de la embajada de Francia en Libia, repitió la operación en el consulado galo de la ciudad de Bengasi. Como en Tripoli, el comando destrozó los bienes (no atacó a las personas), sin que la policía y el público se inmutaran, y en medio de un coro de grito hostiles a Francia, que aludían a la reciente intervención de este último país en la ciudad tunecina de Gafsa.

Refiriéndose al saqueo del que han sido objeto los dos últimos días la embajada y el consulado franceses en Libia, un portavoz del Ministerio de Exteriores declaró a EL PAIS que «no sería imposible la ruptura total de relaciones diplomáticas con Libia si se reproduce un hecho semejante». El embajador de Francia en Trípoli y el personal específicamente diplomático ya recibieron órdenes ayer para que regresen a París.El ataque a la embajada fue valorado de «incalificable» por las autoridades de París. Y ayer, tras la «operación consulado», París retiró todo el personal diplomático de Trípoli (quince personas), en donde sólo mantiene a los agregados cultural y comercial. Paralelamente, Francia impondrá a Libia la misma reducción de su misión diplomática en París. Para coordinar las informaciones y demás elementos relativos a la crisis franco-libia, el Ministerio francés de Exteriores ha creado una «célula de crisis», que, en cualquier momento, le facilitará al ministro Jean François Poncet tomar las decisiones oportunas: «La retirada del personal diplomático no es propiamente una ruptura, pero ésta pudiera producirse», declaró este organismo.

La opinión francesa no repara en críticas para denunciar, como anotaba anoche un editorialista, «la diplomacia (la del coronel Gadafi, se entiende), la más singular y la más aventurera del planeta». Esta misma opinión, salvo la comunista, estima que la política exterior de Trípoli, aunque no fuere de manera coordinada, coincide, en gran medida, con la de la Unión Soviética.

Junto a las medidas adoptadas por Francia de retirar a su embajador y personal diplomático de Trípoli, el Quai d'Orsay exige la misma medida a Libia en su representación diplomática en París, añade Efe. A estas medidas, la diplomacia francesa añadió el consejo a sus ciudadanos para que no visiten en calidad de turistas el país dirigido por el coronel Gadafi.

Los asaltos a la embajada y consulado obedecen, al parecer, al malestar del régimen libio por el apoyo prestado por Francia a Túnez, tras el ataque a la localidad de Gafsa dirigido por el régimen de Gadafi. El Gobierno de París se aprestó ayer de nuevo a señalar que su apoyo al Gobierno tunecino es meramente logístico, con el envío de dos aviones y dos helicópteros de transporte. Francia envió también varios buques de guerra frente a las costas tunecinas. Por su parte, Estados Unidos, ante el temor de una eventual desestabilización del régimen prooccidental de Burguiba, se apresuró a acelerar su ayuda militar a Túnez.

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