Dieciséis muertos en una emboscada a partidarios del ex "premier" rodesiano Abel Muzorewa
Mientras los líderes políticos intensifican su campaña electoral, la espiral de violencia comienza a extenderse peligrosamente en Rodesia, poniendo en peligro la celebración, a finales de mes, de sus primeras elecciones generales libres. En el peor incidente desde la imposición del alto el fuego, un mínimo de dieciséis personas resultaron muertas y más de veinticuatro heridas cuando un autobús con partidarios del obispo Abel Muzorewa fue alcanzado por proyectiles de mortero y fuego de ametralladora en una emboscada en la carretera de Salisbury a Umtali, en la frontera con Mozambique.
Aunque todavía no se ha establecido la paternidad del atentado, fuentes cercanas a los observadores de la Commonwealth han manifestado que el territorio constituye una «zona franca» para las guerrillas del ZANLA, el ala militar del partido del dirigente nacionalista Robert Mugabe.El incidente no ha hecho sino aumentar las presiones cerca del gobernador británico, Lord Soames, para que prohíba la participación en las elecciones del ZANU de Mugabe. El propio líder nacionalista, sin duda preocupado por las acusaciones continuas contra las actividades de sus partidarios, prometió el domingo, en un mitin en Gwelo, que establecerá una comisión formada por comandantes del ZANLA para investigar las alegaciones de intimidación que se hacen contra sus guerrillas.
Aunque todos los «ejércitos privados» que operan en Zimbabwe han violado el alto el fuego, parece evidente que Mugabe tiene dificultades en controlar las actividades de algunos «ultras» dentro de su propio partido, que desean una victoria militar en lugar de un acuerdo político. En su intervención en Gwelo, Mugabe continuó el tono conciliatorio que ha dado a todos sus discursos desde su regreso a Rodesia desde el exilio en Mozambique, e insistió en que el ZANU deseaba la construcción de una sociedad multilateral en el país y que respetaría la propiedad privada en la industria y en la agricultura.
Por su parte, su antiguo aliado en la lucha por la independencia, Joshua Nkomo, en un nuevo intento de presentarse como el gran pacificador, lanzó una advertencia a sus antiguos partidarios de que «si no se presentaban en los puntos de reunión del alto el fuego tendrían que enfrentarse a drásticas consecuencias».
Fuentes solventes en Salisbury han descartado la posibilidad de una prohibición al ZANU para participar en las próximas elecciones.
Entre tanto, el «escándalo» de los teléfonos intervenidos ha llegado a los protagonistas de la independencia de Rodesia, al revelar en Londres el Sunday Times que los servicios de seguridad británicos habían montado un servicio de escuchas sobre todas las llamadas hechas por los participantes en la conferencia de Lancaster House, especialmente las realizadas por las delegaciones del Frente Patriótico.
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